Necesitamos conocer la naturaleza de esta palabra, envolviéndola a su vez en ella misma. Si usamos la definición del Diccionario de la RAE, la pregunta es “una demanda o interrogación que se hace para que uno responda lo que sabe de un negocio u otra cosa”.
Pero el Diccionario se queda corto. Porque efectivamente la pregunta es un pilar fundamental de la lengua, es la piedra filosofal del pensamiento y es el principio y el fin de todo lo existente y hasta de lo no existente. Así pues resulta imposible encerrar todo este universo de la palabra pregunta en una definición tan pobre y concisa como la del Diccionario.
Quizá sea, no obstante, la que más se ajusta a la etimología de la palabra pregunta, que viene del latín “prae” (antes) y “cunctare” (vacilar, dudar, titubear). Es decir, como si se tratara de hacer algo antes de vacilar, o sea antes de dudar o titubear. Y a este concepto se le ha dado la vuelta, ya que preguntamos porque dudamos y no antes de dudar, pues al preguntar buscamos precisamente dejar de dudar. La duda o desconocimiento motiva la pregunta. Sin embargo muchas veces la respuesta no resuelve nuestro desconocimiento, sino que lo aumenta infinitamente. Quizá por eso optamos por formular preguntas retóricas, que no exigen respuesta o que sencillamente no deben ser respondidas.
Preguntas abiertas, preguntas cerradas
También hay preguntas trascendentales o filosóficas y abiertas, frente a las preguntas cerradas, que son las escuetas para responder sí o no. Pero a mí me intrigan las filosóficas, porque van más allá de una simple respuesta. Son las que tienen la máxima pretensión de verdad y quieren englobar la totalidad de la realidad, no para describirla sino para aprehenderla. Una pregunta filosófica contiene una expresión que es fruto de una intuición vital, para lograr la fusión entre conocimiento y realidad. No olvidemos que la sabiduría siempre es una intuición. ¿Por qué hay algo en vez de nada?
Y si saltamos a la otra orilla de la pregunta, la de la respuesta, hay cuatro maneras de responder a una pregunta: de forma categórica y concisa (sí, no, etc.), de forma analítica, con una contrapregunta o dejándola sin respuesta.
Preguntas con GPS
Si atendemos ahora a la primera forma de respuesta, la categórica o concisa, es indudable que responderá a una pregunta cerrada. Pero hay preguntas cerradas que esconden una intención determinada, muchas veces subliminal e imperceptible, aunque muy real.
Son preguntas como con GPS, es decir, van dirigidas con navegador hasta alcanzar su objetivo sin desviarse. Quien se ve obligado a responderlas con sí o no, no suele darse cuenta de su efecto inducido. A título de ejemplo citaré aquí la pregunta que se formuló en septiembre de 2014, en el referéndum celebrado en Escocia: “Should Scotland be an independent country?” (¿Debería Escocia ser un país independiente?).
Astucia sibelina
Las respuestas sólo podían ser sí o no. Como todo el mundo sabe, el NO ganó por 10 puntos al SÍ, a despecho de todas las encuestas. Pues bien, esta pregunta fue propuesta como pregunta “neutral” por la comisión organizadora del referéndum vinculante, pactado por los gobiernos del Reino Unido y de Escocia. Pero la pregunta inicial propuesta por el gobierno escocés fue algo distinta: “Do you agree that Scotland should be an independent country?” (¿Está de acuerdo en que Escocia sea un país independiente?).
La mencionada comisión descartó esta formulación de la pregunta, por entender que inclinaría al electorado hacia el sí. Finalmente ambas partes acordaron la formulación de la comisión, que era más aséptica. Sin embargo, pese a la pretendida neutralidad de la pregunta definitiva, la astucia sibilina de la “pérfida Albión” supo jugar con la imperceptible habilidad de sustituir el “do you agree” (está de acuerdo) por un frío y algo incierto condicional “should” (debería).
De este modo se acentuaba de manera subliminal el carácter de incertidumbre futura del cambio fundamental que se sometía a votación. Y al tratarse de un referéndum vinculante, es muy probable que este “should” aparentemente inocuo e inofensivo inclinara definitivamente a los indecisos por la respuesta del no, al temblarles el pulso en el momento de votar.
Problemática soberanista
Cuando pienso en la actual problemática soberanista en Cataluña y veo cómo la están manejando el gobierno español por un lado, y los partidos independentistas catalanes por otro, elevo la vista al norte, a la brumosa Britania, y concluyo que o ellos o nosotros vivimos en un planeta diferente.
Y ya de regreso al océano inabarcable de las preguntas, me encuentro continuamente con preguntas circulares, que son aquellas que generan respuestas que se convierten en contrapreguntas y así sucesivamente. Empezando por una pregunta, que es una interrogación, que es una pregunta.
Casi prefiero sumergirme en las de verdad, en las que no tienen respuesta.