Badajoz, Ávila o Menorca, las posibles cárceles en las que Iñaki Urdangarin cumplirá condena. Busca el mayor aislamiento y también poder recibir visitas en un entorno de discreción. Para Iñaki Urdangarin comienza el momento más duro de su vida.
Cristina de Borbón y Grecia no tiene en sus planes el divorcio, ni tampoco la renuncia a sus derechos dinásticos. En el momento en que acabe el curso escolar para sus hijos cerrará la etapa de su vida en Ginebra. No piensa volver a España. Lisboa será el exilio que se ha impuesto.
La incógnita que se abre es delicada. El impacto personal de la sentencia del caso Nóos, en la vida familiar y en la relación de los hijos con sus padres, aún está abierto. Está claro que la Infanta Cristina no tiene en sus planes de vida la separación de su marido. Pero la relación familiar se puede resentir. Mucho más de lo que parece en estos momentos. Es lo que teme sobre todo la reina Sofía, muy unida a su hija y sus nietos.
Cristina seguira vinculada a la Fundación Aga Khan (Aga Khan Foundation, AKF) (Agá Ján). Es una agencia de desarrollo no confesional y no gubernamental, fundada en 1967 por el príncipe Karim al-Hussayni, el Aga Khan IV (actual imán de los ismaelitas chiíes), quien también la dirige. La fundación busca desarrollar y promover soluciones creativas a los problemas que impiden el desarrollo social, principalmente en Asia y África Oriental.
Con base en Ginebra (Suiza), tiene sucursales y afiliados independientes en 15 países. La fundación es una agencia de la Aga Khan Development Network. En el barrio de Lapa, en el centro de Lisboa, tiene su sede portuguesa. Cristina, con sus hijos Juan, Pablo, Miguel e Irene, va a fijar su residencia en una ciudad muy unida a su abuelo, Don Juan, y a su padre, Juan Carlos I.
La sentencia del caso Nóos no ha cerrado la historia. Cristina fue absuelta pero permanecerá condenada por la historia. Sus errores provocaron la abdicación de su padre, Juan Carlos I, y llevaron a su hermano, Felipe VI, a medidas excepcionales y dolorosas para restaurar el prestigio de la Corona, zarandeada en un formidable escándalo.
Hay que recordar que la Infanta no estuvo presente en el acto de la abdicación de su padre ni tampoco en el comienzo del reinado de su hermano. Pensar que Cristina ha vivido un triunfo en el final del juicio no es cierto. Todos han perdido en una historia de arrogancia y corrupción que nunca debió producirse. La Reina Letizia lo ha sufrido en primera línea y es, con sus gestos y detalles, testigo elocuente de horas que han llegado a ser aciagas.