El gobierno actual y el partido que lo sustenta están cometiendo un grave error. Están manejando el problema del soberanismo y la consulta en Cataluña como si se tratase de algo sometido a las leyes de la naturaleza vegetal. Da la impresión de que estamos gobernados por biólogos y patólogos especialistas en arboricultura, que no ven más allá de su propio campo y asumen que el resto del mundo y de la vida se comporta como los árboles.
Se están convirtiendo – sin saberlo – en discípulos aventajados del Dr. Alex Shigo, famoso biopatólogo americano que revolucionó la arboricultura en la segunda mitad del siglo XX, con su formulación CODIT (Compartmentalization of Decay in Trees) o “Compartimentación de la podredumbre en los árboles” en román paladino.
Según CODIT, cuando un árbol está herido no ocurre lo que en el tejido animal. El tejido animal herido, debidamente desinfectado y tratado, se va regenerando hasta que la herida se cierra y sana. Y si ese tratamiento no se aplica, la infección puede acabar extendiéndose a todo el resto del organismo. En cambio el árbol herido se comporta de modo radicalmente distinto: la parte afectada se ve atacada por hongos y otros muchos organismos que la infectan, provocando cambios químicos y físicos.
El resultado de la infección es la muerte de esas células y el inicio de la descomposición o podredumbre. Pero – y ahí viene la peculiaridad – dicha podredumbre queda limitada a la zona de la herida, ya que el árbol desencadena un proceso de “compartimentación” de la parte podrida, que queda encapsulada por una serie de paredes protectoras de tejido vegetal. De esta manera el árbol sigue viviendo con normalidad, y la primitiva parte herida y ahora podrida queda aislada dentro de él.
Acude a mi mente esta metáfora del CODIT, cuando observo lo que está sucediendo en Cataluña y en las altas instancias del poder de gobernantes y medios en España.
Cataluña está herida. No voy a entrar en las causas, que son muchas a la vez, no todas justificables y objetivables, pero sí es preciso reconocer que la herida existe. Es una herida que afecta al tronco común y que hay que tratar. En vez de eso el Gobierno se pierde en apelaciones grandilocuentes a la soberanía nacional y a la Constitución. Y mientras tanto la herida está sufriendo un proceso de infección y de podredumbre. Y el poder actúa no actuando, como si se tratara de un árbol regido por CODIT. Como si dejándolo pudrir se encapsulase y no afectase para nada al tronco común.
Sería hora de que nuestros gobernantes dejaran de lado a CODIT y al Dr.Shigo y afrontaran el problema con realismo, inteligencia política y audacia, todo al tiempo. Porque el proceso avanza imparable y de su podredumbre no resultará ninguna regeneración, ninguna compartimentación, sólo males y enfermedades para Cataluña y España.
El tratamiento pasa por sentarse a dialogar, por permitir un referendum consultivo (que preconizo sea de ámbito nacional) y pasa por modificar la Constitución, reconociendo la identidad nacional de Cataluña y diseñando una vinculación federada o confederada con España, como país plurinacional.
Aún estamos a tiempo, pero apremia. Porque el problema no es de unos partidos soberanistas o de un gobierno de la Generalitat. El problema es de un sentimiento creciente del pueblo. Y ese sentimiento no entiende de leyes, ni de constituciones, ni de poderes.
Si no hay acción, habrá podredumbre. Y el sentimiento, espoleado por los mensajes negativos y cerriles, podría acabar abriéndose paso, tentado por apuntarse a una parte de CODIT: la compartimentación y el encapsulamiento. Pero no para morir en la podredumbre, sino para intentar vivir en la regeneración.