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Madrid es sin duda la Comunidad con más presión de pesca en un territorio más pequeño. Miles de pescadores con unos tramos que han mermado y que principalmente se sitúan en el norte y el oeste de la comunidad, con excepción del río Tajo. Esta presión ha llevado a que se hayan deteriorado muchas zonas aunque la Administración y diferentes iniciativas intentan recuperarlo.
Con todo ello, la orden sobre establecimiento de vedas y regulación especial de la actividad piscícola en los ríos, arroyos y embalses de la Comunidad de Madrid para el próximo año no trae grandes novedades pero sí ciertas reflexiones que vamos a analizar.
Toda la
zona norte de Madrid está delimitada por diferentes sierras del Sistema Central lo que le confiere unas aguas puras que disfrutamos en el consumo y que son un hábitat ideal para la trucha común. Por desgracia, esta misma presión por la necesidad de agua con numerosos embalses y urbanística ha acabado con buena parte de estos cauces.
Por todo ello, la delimitación de zona truchera que aparece en esta orden no deja de ser una quimera en la mayoría de los casos y para ver con alguna posibilidad de éxito alguna trucha común autóctona nos tenemos que conformar con el curso más alto del Lozoya, algunos afluentes de su tramo medio y el tramo común del Jarama con la provincia de Guadalajara.
De hecho, los cupos y tamaño, como sucede en el resto de España ya reflejan esta realidad, 3 truchas y de al menos 23 cm (menos en el coto de Rascafría que se desciende hasta los 21 cm).
Trucha arcoíris sí, trucha arcoíris no
Ante esta pérdida de hábitat se han tomado desde hace años distintas soluciones. Por ejemplo con diferentes medidas y de forma irregular, se ha intentado salvar la zona alta del Lozoya (desde el Embalse de la Pinilla hasta su nacimiento) con reproducciones de trucha autóctona capturadas con pesca eléctrica, mientras que en otras se han optado por opciones más fáciles como la suelta de trucha arcoíris.
Los que han leído posts míos desde hace tiempo saben que he sido muy crítico con la normativa sobre especies exóticas. Por ello, las sueltas y recuperación de zonas como los embalses de Navalmedio, Navacerrada y La Jarosa de trucha arcoíris y la creación de cotos intensivos me parece una buena solución que genera posibilidad de pesca y afición. Pero hacerlo en otros tramos como el medio del Lozoya (entre Pinilla y Riosequillo) o en el alto del Manzanares me parece un “atajo” y es preferible vedar y recuperar el rio con pintonas que la suelta de arcoíris de las cuales, tras darse un gran almuerzo gourmet los cormoranes, quedan pocas por pescar.
Algunas curiosidades
La orden de pesca nos deja otros puntos curiosos que muestran el estado de nuestros ríos. Por ejemplo, se sigue con la pesca libre del salvelino, sin límites en las lagunas de
Peñalara. Introducido por el ICONA hace más de 3 décadas ya se están haciendo desde hace años pescas eléctricas para acabar con esta especie que amenaza los anfibios autóctonos del parque.
En el lado “negativo” está la veda de otras especies, no por no permitir su pesca, lo cual es lógico, pero sí por lo que significa. Estas especies son la pardilla y la bermejuela, de la que hemos hablado en este blog y otra más llamativa, el barbo comizo, siendo endémico del Guadiana y sus afluentes y por tanto sin poblaciones autóctonas conocidas en Madrid. En definitiva, un año de transición en espera de tiempos mejores para los aficionados madrileños a la pesca.