La pesca nocturna es una práctica generalmente prohibida ya que cuando cae el sol se multiplican las picadas y la desventaja para el pez. Pero una técnica de pesca, el carpfishing, está redefiniendo esta postura, aunque se haga de forma limitada.
El carpfishing es sin duda una de las grandes técnicas de pesca en España y de las que más auge y crecimiento están teniendo. Todo ello, es resultado de una ecuación muy sencilla. Lo atractivo de pescar carpas que superan los dos dígitos junto a tener lugares excepcionales donde estas abundan. Pero que las haya no significa que sea fácil pescarlas. Uno de los aspectos más importantes para el carpfishing está en un correcto cebado. Se necesitan muchas horas para que este sea efectivo y muchas veces tenemos que abandonar nuestro puesto cuando tenemos más y mejores picadas.
Para maximizar este punto Extremadura creó zonas de pesca nocturna. Es decir, no se generaliza su uso sino que se hace de forma concreta en áreas de interés para el carpfishing gestionándolo de forma modélica. Las dos primeras zonas fueron 12 kilómetros en Cogolludo, en el gran Embalse de Alcantara sobre el Guadiana (Badajoz) y otros 4 kilómetros en la zona del puente de Alconetar, en el Embalse de Alcantara (río Tajo).
Su éxito llevó a que en 2014 se aumentaran a otros tres tramos más: 15 kilómetros en el Pantano de Alange sobre este afluente del Guadiana, 3 nuevos en el Embalse de Alcántara (zona de Miraltajo), y 2 km en el Embalse de Torrejón Tiétar. Con ello se cubre una zona geográfica muy extensa y de una demanda cada día mayor. Se aúna demanda de los pescadores con un mayor aprovechamiento económico.
Las dudas de Castilla-La Mancha
Todo ello llevó a que muchos pescadores se congratularan cuando se conoció que Castilla-La Mancha estaba estudiando extender esta postura, aunque el primer resultado, ha sido decepcionante. La Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural aprobó hace pocas semanas una orden por la que se regula la pesca nocturna en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha pero, de momento, sólo para la celebración de concursos o competiciones, incluyendo las jornadas de entrenamientos que se desarrollen durante el mes previo a las competiciones oficiales.
La limitación a los pescadores es grande y choca con la extensión geográfica de la misma que es muy importante. Así la pesca nocturna de barbo y carpa está permitida en Albacete en el Río Júcar, en el paraje La Marmota, en el embalse de Camarillas, en el de Fuensanta y en el de Almansa; en Ciudad Real, en el embalse Torre de Abraham, en el de Gasset, en Vicario, Peñarroya, Vega del Jabalón, Vallehermoso, La Cabezuela y en el de la Tabla de la Yedra, sobre el río Bullaque; en Cuenca, en los embalses de Buendía, Alarcón y Contreras ; En Guadalajara en el de Entrepeñas y finalmente en Toledo se podrá realizar en el embalse de La Portiña y en el de Guajaraz.
¿Qué modelo conviene?
Castilla-La Mancha ha optado por esta limitación por el desconocimiento tanto del impacto que puede suponer, pero también por no saber la demanda real. Pero teniendo claro que ésta existe debería haberse basado más en la experiencia extremeña. Esta se ha basado en abrir libremente zonas limitadas y a partir de una experiencia real de pesca sobre la presión que los pescadores puedan ejercer en las mismas, se puede decidir por extenderla a otras zonas o lo contrario, por limitar o impedir su pesca.
Las zonas de pesca nocturna son muy atractivas para un tipo de pescadores que están entre los que más gastan e invierten en este deporte. No requieren mucha inversión, sólo la señalización y especialmente por parte de los guardas que velen por el cumplimiento de las normas. A cambio, pueden convertir algunas zonas en verdaderos polos de atracción para los pescadores.
