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Es raro no ver periódicamente, especialmente cuando empieza un curso, algún reportaje de las bondades del uso de las tabletas en las aulas. Ventajas desde luego tiene muchas: ahorro de espacio, economicidad en la compra de materiales y familiarización con las nuevas tecnologías. Este punto es importante, un equipo informático es una fuente de información y trabajo esencial, pero de momento, la tablet es una opción minoritaria, especialmente por el precio.
¿Quién puede hacer la competencia? Antes de la llegada del boom de las
tablets, la competencia en equipos económicos la prestaban los
netbooks. Estos pequeños ordenadores, ahora desaparecidos de las estanterías de las tiendas, proporcionaban una solución económica para funciones básicas (ofimática, navegación) con un tamaño reducido y a un precio muy accesible.
Su declive coincidió con el lanzamiento de los equipos de Google, Chromebook. Su fin era ofrecer ordenadores muy económicos con su propio sistema operativo, el Chrome OS. Este “tapado” de Google no está funcionando bien para el mercado de consumo y especialmente tampoco en el empresarial, pero está sorpendiendo por su éxito en un pequeño nicho, el de los estudiantes no universitarios.
Líder en Estados Unidos
Según datos de la consultora Futuresource, Chrome OS ostenta ya el 51% de la cuota de mercado en colegios e institutos de EE. UU., frente al 41% de Canadá o el 13% de España. Nuestro país es, eso sí, de los que mayor adopción de Chromebooks en entornos escolares tenemos, superando a Francia (3%), Reino Unido (9%), Italia (9%) o Finlandia (9%), sólo por debajo de Dinamarca (23%), Suecia (20%) y el Benelux (15%).
Las razones que explican esta enorme diferencia entre Estados Unidos y Canadá y el resto del mundo son dos. La primera son los problemas de conectividad que existen en muchas naciones y que restringen el uso masivo de servicios en la nube en áreas no urbanas, algo básico en equipos como los
Chromebooks con escasa capacidad local de almacenamiento y ejecución.
La segunda razón, y esta es la que más afecta a Europa occidental según la firma responsable del análisis, es la falta de escalabilidad, ya que la decisión de incorporar Chromebooks o cualquier otro equipo suele responder en muchos casos a la política que toma cada colegio de forma individual, con lo que los cambios se producen de forma mucho más paulatina en cuanto hay centros más inmovilistas que otros.
El hecho es que de los 8,9 millones de dispositivos vendidos en las aulas en Estados Unidos, 4,4 millones eran Chromebooks. O lo que es lo mismo: cada día se activan 30.000 de estos portátiles de bajo coste en los colegios estadounidenses.
Un nicho que Google quiere aprovechar
El esfuerzo de Google no se centra únicamente en los Chromebooks, sino en ofrecer una tienda específica de aplicaciones para entornos educativos. Google Play for Education, dispone apps y libros seleccionados por profesores y profesionales de la enseñanza para ayudar y apoyar las tareas educativas.
Con ello, parece que la apuesta por este segmento es claro, aunque tenga algún nubarrón en el camino que tendrá que eliminar, como el debate sobre la privacidad, especialmente delicado en este ámbito. Google ya se comprometió a no escanear las cuentas de Gmail de los estudiantes, pero recientemente volvieron a aparecer acusaciones sobre los potenciales riesgos para la privacidad de los usuarios de estos equipos. Si supera estas trabas, habrá conseguido un pequeño hueco en el mercado muy atractivo con un enorme potencial de crecimiento.