La guerrilla suní radical de Daesh (ISIS o Estado Islámico) lo reivindicó (ver en Hechos de Hoy, Omar Mateen, el asesino que llevó la muerte al club gay de Orlando). Donald Trump fue beligerante desde el primer momento. Barack Obama, al comparecer en la Casa Blanca, habló de "acto de terror y de odio". El papa Francisco deploró la espantosa masacre.
Se trata de la mayor matanza en Estados Unidos desde la pesadilla y el horror del 11-S. El balance es de nuevo espantoso y brutal. Hubo 50 muertos y 53 heridos en el ataque a tiros a Pulse, un club gay de Orlando, en Florida. El asaltante, muerto en el enfrentamiento con la Policía, irrumpió en el local y se atrincheró con rehenes. Se trata de Omar Siddique Mateen, nacido en Estados Unidos y de padres afganos.
Barack Obama fue prudente. Describió la matanza como “un acto de terror” y un “acto de odio”. Confirmó que el FBI busca la conexión del responsable de la matanza homófoba con grupos terroristas. No será fácil. Y a la vez lamentó -y es un sentimiento que le mortifica- la situación de parálisis política en Washington ante la cadena de matanzas con armas de fuego.
El dolor por la tragedia de Orlando, que sacudió profundamente a Estados Unidos, puede abrir un giro en la campaña electoral. Para Donald Trump y Hillary Clinton es una prueba de uso, abuso o contención.
Los intentos para reformar las leyes y estrechar los controles a la compraventa de armas han fracasado. Han ensombrecido la presidencia de Barack Obama. Aurora, Newtown, Charleston y ahora Orlando son hitos ya de dolor, profunda tristeza y fracaso colectivo.
Si finalmente se confirma un atentado diseñado y planificado por ISIS, con una trama sofisticada, el atentado de Orlando marcará el fin de tres lustros de paz en Estados Unidos.
Barack Obama, en un momento de gravedad, destacó en su llamada desde la Casa Blanca el desafío colectivo. “Ante el odio y la violencia, nos amaremos unos a otros. No cederemos al miedo ni nos enfrentaremos entre nosotros”, destacó el presidente. “Estaremos unidos, como americanos, para proteger a nuestro pueblo, y defender la nación, y actuar contra quienes nos amenazan”, fue su llamada a la serenidad y la entereza.
A la compleja e incierta campaña entre los candidatos del Partido Demócrata y el Partido Repblicano se sumó descubrir que los atentados perpetrados por personas nacidas en el propio país no son un fenómeno exclusivo de Europa. Orlando, de forma trágica, se convirtió en mazazo de dolor y aviso de riesgo político.
