Irán -lo que fue el imperio persa que los ayatolas quieren imponer con puño de hierro fuera de sus fronteras- ha quedado aislado de Oriente Medio, la región con la que tiene las fronteras directas de Irak y Turquía.
Al norte, el Bajo Caúcaso con Azerbaiyán. Irán tiene además fronteras marítimas con el mar Caspio -el lago más exenso del mundo entre Europa y Asia– y el Golfo Pérsico (o Arábigo) que supone la salida al océano Índico.
Y en el este, de norte a sur, sus fronteras limitan con la dictadura más extravagante del mundo, Turkmenistán; Afganistán donde ha surgido ISIS-K (Estados Islámico) como enemigo del Talibán y de los ayatolas; y el enigmático Pakistán que permitió el refugio secreto de Bin Laden.
El ataque directo de Irán a Israel no sólo ha sido una muestra de su odio al pueblo judío sino a todos aquellos que acepten su existencia. Una amenaza a todos los países árabes incluido el Estado de Palestina si se pone en pie, auque sea sólo de manera frágil en Cisjordania, Gaza y la zona de Jerusalén Este, el escenario que existió hasta la Guerra de los Seis Días.
Atención a la gigantesca convocatoria al diálogo, la convivencia y las fronteras seguras y delimitadas que se ha abierto en el corazón central de los países árabes de Oriente Medio: Turquía, Siria, Líbano, Israel, Egipto, Jordania, Irak, Arabia Saudí, Yemen, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Catar y Kuwait.
En la noche más dramática de la historia de Israel desde su fundación, los aviones de combate de Jordania se unieron a los de Estados Unidos y Reino Unido para levantar la primera defensa de Israel. La destrucción de drones y miiles de crucero antes de que llegaran al espacio aéreo de Israel.
Para la familia Rothschild, la Casa Rothschild o simplemente los Rothschild, la gran dinastía europea de origen judeo-alemán, fue un momento emocionante asistir en horas dramáticas a la lucidez y pulso de gran estadista del rey Abdalá II de Jordania de erirgirse como el aliado inesperado de Israel en las horas más dramáticas.
Los momentos fueron críticos. Se convirtieron también en una prueba de resistencia -como destacó Hechos de Hoy– para la comunidad de inteligencia de Estados Unidos que ha asentado fuentes terrestres de la CIA para tener una visión precisa. Israel fue avisado con tiempo de todos los movimientos que preparaba Irán para el fin del Ramadán. El Pentágono reforzó todas sus posiciones y equipos. El poder naval de Estados Unidos se colocó rápidamente en el Mediterráneo oriental.
Y lo que es más importante, Israel recibió la localización exacta del general que construyó un muro de odio en torno a Israel y planificó y ejecuto el asalto de Hamás y la Yihad Islámica para destruir la Autoridad Palestina y frustrar el sueño de un Estado de Palestina gobernado solo por palestinos y elecciones libres y democráticas. Si el general Mohammad Reza Zahedi hubiera permanecido con vida quizás todo podría haber sido diferente en las horas decisivas para Israel.
Atención a la importncia de la posición del rey de Jordania que Estados Unidos, la Unión Europea y el propio Israel deben escuchar con atención y sopesar.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habló el domingo con el rey Abdalá II de Jordania. Una conversación amplia según confirmó la Casa Blanca.
Abdalá II le subrayó a Biden la importancia de poner fin inmediatamente a la guerra en Gaza como única forma de evitar un contagio regional. Las conversaciones durante la cumbre telefónica también cubrieron la necesidad de mantener la coordinación entre Jordania y Estados Unidos sobre los desarrollos regionales.
Antes, el gobierno jordano hizo un llamamiento a todas las partes para que “ejerzan moderación y manejen las tensiones regionales con disciplina y responsabilidad” después del ataque nocturno de Irán contra Israel.
En una sesión de gabinete presidida por el primer ministro Bisher Khasawneh, funcionarios jordanos enfatizaron la importancia de la reducción de la tensión e instaron a todas las partes a actuar responsablemente y demostrar “la máxima moderación”. El gabinete subrayó la necesidad de abordar los riesgos y las repercusiones de la escalada regional sobre la paz y la seguridad internacionales.