Mirando un caleidoscopio se puede hacer uno la idea de lo que es la actualidad mundial. Un niño acerca su ojo y ve múltiples cristales fractales que adornan el círculo.
Cada posición del mundo, cada terremoto, cada huracán, cada guerra, quedan registrados en el caleidoscopio de la realidad.
Pero, ¿esto está roto por dentro?, le pegunta el niño a su padre. ¿Cuántos cristales de colores hay? ¿Por qué forman “mandalas” tan hermosos?
Preguntas y preguntas a las que el padre no sabe o no tiene tiempo de responder.
Así es la actualidad, cambiante hasta la eternidad, un inmenso caleidoscopio de cristales fractales que uno niño hacer girar entre sus pequeños dedos, como quien lee el periódico en el bar, a la hora del primer café.
Gira que gira, el caleidoscopio, es a veces tan sólo eso: un juguete que quedará olvidado en una caja antes de que un milagro nos muestre dónde está la herrumbrosa llave de bronce del candado de la Realidad.
