(Post escrito con motivo de las pasadas elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo de 2015)
Llega a su conclusión, llega a su fin la carrera por el poder. Se acabaron las trifulcas y sobreviene el trabajo serio. ¡Qué alegría para el ciudadano! ¡Es como orinar después de una etapa tremenda de contención!
Los políticos se calmarán y nos dejarán en paz. No se dan cuenta de la presión a la que han sometido al ciudadano con sus crónicas rosas y amarillas. Les estamos agradecidos por saber ganar o saber perder, y espero que ellos también sientan cierta mejora en su salud mental.
Yo les agradecería –siendo redundante- simplemente, que desapareciesen de mi vida. Cuando la política no es estridente significa que todo va bien.
Que la política sea balsámica y medicinal, y no un juego de metetes que lo único que saben hacer es acusar al otro de tal o cual cosa.
Se impone una repartición del pastel más representativa de lo que ha sido hasta ahora, porque “el pueblo” es diverso. ¡Que se note la diversidad en las urnas!
¡Libertad, semejanza, y fraternidad!
Después de la tormenta, llega por fin la calma al mar de nuestras vidas.