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El asalto al cielo de Pedro Sánchez que no logró Pablo Iglesias

Sánchez ha rechazado el propósito inicial de la moción de censura para convocar elecciones de inmediato y cerrar el periodo comenzado en 2016 de un gobierno en minoría. Admiración, terror y pasmo.

Hechosdehoy / Juan Araluce Letamendía
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Cuando Pablo Iglesias expresó en Vistalegre, utilizando una frase de Marx, su intención de tomar el cielo por asalto, no se imaginaba que quien realmente iba a alcanzar por asalto el cielo del poder iba a ser Pedro Sánchez. Por asalto, por la puerta de atrás y aupado por lo peor que podemos encontrar en el Congreso de los Diputados.  Por una carambola asombrosa anti Rajoy en la que participaron de una forma u otra todos los partidos contrarios al PP, el intrépido Sánchez se vio investido como presidente del gobierno de España.  Él consiguió su ansiado e indisimulado deseo y a todos se nos quedó cara de pasmo.

Aquí la gente arma la gresca cuando las cosas del dinero van mal; cuando no hay trabajo y las familias no llegan a fin de mes los ciudadanos se indignan contra los políticos y no les pasan una.  Cuando la economía vuelve a ir aceptablemente bien los paisanos se desentienden de la política, van a lo suyo y así pueden suceder cosas asombrosas en el teatro político.

Sucedió con Zapatero y ha vuelto a pasar con Sánchez.  Dos personajes portentosos, en el sentido que le da la RAE a esta palabra: “Del lat. portentosus. Adj. Singular, extraño y que por su novedad causa admiración, terror o pasmo” Yo creo que tanto Zapatero como Sánchez son capaces de producir alguno de estos tres efectos dependiendo del observador del que se trate, e incluso más de uno en la misma persona. En mi caso tengo que decir que a mí me causan los tres efectos a la vez: admiración, terror y pasmo.

Ateniéndonos sólo a Pedro Sánchez que es el que ahora nos ocupa, tengo que reconocer que me causa admiración: un hombre de escaso bagaje intelectual, nula experiencia en gestión, perdedor de elecciones una tras otra y destituido por su propio partido, de pronto resucita, gana las primarias de su partido, y sin ser siquiera diputado y con los exiguos 84 escaños que tiene su partido va, presenta por sorpresa una moción de censura, y se convierte en presidente del gobierno. ¡Alucinante!

Pero junto a la admiración que me produce este portento de la política me produce simultáneamente un innegable terror. En algo más de dos meses que lleva al frente de la gobernación del Estado es evidente que no ha hecho nada bueno: el problema con los independentistas catalanes y su enfrentamiento con el Estado sigue candente, teniendo que pagar favores a nacionalistas de todo tipo por el apoyo recibido en la moción de censura.

Puestos a asaltar ha asaltado también RTVE, el CIS, la Guardia Civil, las embajadas y todas las grandes empresas públicas, no dejando títere con cabeza y colocando a todos sus amigos.  Asalta los bolsillos de los ciudadanos breando a impuestos al personal y no contento con meter la mano en las haciendas quiere también hacerse dueño y señor del último estadio de la vida de las personas con la introducción de la llamada eutanasia. Erigiéndose en un primer momento en abanderado de las causas humanitarias acogió ostentosamente a los emigrantes del Aquarius y con su precipitación y ligereza ha complicado sobremanera el acogimiento ordenado de inmigrantes.

Como con 85 diputados no puede hacer todo lo que se le ocurre cada mañana cuando se despierta, abusa del decreto ley como arma legislativa y hasta se quiere cargar el Senado.  No da una a derechas, pero desde luego sí las da a izquierdas, y así quiere desenterrar a Franco para erigirse en vencedor póstumo de la guerra civil. Su gobierno es un gobierno a la contra.  Todo lo que no sea él y sus compañeros de viaje es fascismo, que hay que aislar primero y destruir después.

Pero la impresión más honda que a mí me produce es la de pasmo.  ¿Cómo es posible que el máximo gobernante de una vieja nación europea como España sea un personaje que a mí se me antoja pura cáscara modelada por asesores de imagen, expertos en marketing y comunicación, cuyo interior alberga la más absoluta inanidad…? ¡Y subiendo en las encuestas! ¡Pasmao me tiene!
 


– Juan Araluce Letamendía es presidente del Consejo Editorial de Hechos de Hoy (part of MEDIA WORLD, la alianza de Periodismo de Calidad).
 

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