Nunca, en los dos mandatos de Luiz Inácio Lula da Silva, existió la figura de un líder opositor respetado y temido. Ahora, tras esta victoria ajustada de Dilma Rousseff (ver en Hechos de Hoy, Dilma Rousseff frenó a Aécio Neves en la batalla política que tuvo en vilo a Brasil), el escenario cambió de forma radical.

Dilma Rousseff se impuso por el estrecho margen de tres millones de votos en una jornada electoral en la que estaban convocados a las urnas 146 millones de ciudadanos. Con el 100% de los votos escrutados, Dilma Rousseff obtuvo el 51,64% contra el 48,36% del liberal Aécio Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB). Tres puntos es la diferencia más corta en una elección presidencial en Brasil desde el final de la dictadura en 1985.

Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), gobernará hasta el 1 de enero de 2019 y completará así un período inédito de 16 años en el poder, que comenzó en 2003, cuando asumió su primer mandato el antecesor y mentor político de Dilma, Luiz Inácio Lula da Silva. Pero el escenario abierto ahora es radicalmente diferente por el poder de Aécio Neves y su autoridad moral como líder de la oposición en una situación que nunca existió para el petismo. Lula da Silva logró amedrentar a sus críticos. Rousseff no lo consiguió. Es la diferencia fundamental de este nuevo Brasil que emerge tras los comicios del infartazo.

La jornada electoral tuvo un momento críticoi porque se vivió en el filo de la navaja de dos ganadores, del empate técino que creaba enorme tensión con un país cortado en dos mitades. El Tribunal Superior Electoral esperó hasta que la ventaja ya era irreversible. Llegó entonces el anuncio relámpago que rompió finalmente el clima de tensión creciente y peligrosa. Dilma Rousseff supo bien la importancia del momento. Llamó a la unidad y reconciliación en su primer mensaje a la nación.

"Mis primeras palabras son un llamamiento a la paz y a la unión. En las democracias, unión no significa necesariamente unidad de ideas. Presupone, en primer lugar, apertura y disposición al diálogo. Esta presidenta está dispuesta al diálogo y ése es mi primer compromiso para el segundo mandato: diálogo. Algunas veces en la historia los resultados apretados produjeron cambios mayores y más rápidos que las victorias amplias", dijo Dilma Rousseff. Paralelamente Aécio Neves reconoció su derrota desde Belo Horizonte anunciando que había llamado a Dilma Rousseff para felicitarla.

La presidenta electa anunció rápidamente sus prioridades: impulso a la economía; plebiscito para una reforma política; y duro combate contra la corrupción. "No creo, sinceramente, desde el fondo de mi corazón, que estas elecciones hayan dividido al país", confesó. Sin embargo, un tiempo nuevo comenzó en Brasil con una presidenta que sufrirá desde primera hora el control férreo de una poderosísima oposición.