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Esta semana se celebra en Barcelona la Smart City Expo World Congress 2015. Durante tres días se reunirán a algunos de los mayores expertos en desarrollo urbano y a muchas de las ciudades que están liderando la transformación urbana a escala global combinando disciplinas como la movilidad, la tecnología, la eficiencia energética, el medioambiente, la gestión demográfica, el urbanismo y la economía del conocimiento.
Todas estas tienen un punto común, tener a Internet de las Cosas como base para su desarrollo, ya que la captación de datos y la interconexión es lo que hace “inteligente” a una ciudad. Estos proyectos, que hasta hace poco parecían ciencia ficción empiezan a ser realidad gracias al desarrollo de una gran variedad de aplicaciones prácticas basadas en la conexión de todo tipo de dispositivos y es que Internet de las Cosas ya está aquí y 2016 será el año de su despegue definitivo.
El crecimiento estimado del mercado de Internet de las Cosas es enorme. La empresa EMC estima que en 2020 habrá 30.000 millones de dispositivos conectados a la red. La fecha aunque no muy lejana no nos proporcionaba datos sobre el futuro más inmediato, pero Gartner, lo ha hecho. La consultora señala que el año que viene tendremos más de 6.400 millones de dispositivos basados en Internet de la Cosas, conectados a la red. O lo que es lo mismo, tantos dispositivos como habitantes tiene la Tierra.
¿Qué significa esta explosión en dispositivos?
Este parque de dispositivos trae consigo muchas implicaciones. La primera, en que para conseguir esta cifra se basa en una gran variedad de dispositivos que cubren muchas facetas. Crecerán los weareables, como los smartwatch, pero lo harán mucho más otros dispositivos que pasan desapercibidos y que controlan desde las condiciones de humedad de un monumento al control de los sistemas de transporte público de una ciudad.
Pero también conlleva una multiplicación de soluciones. Actualmente se calcula que habrá unos 3.000 usuarios conectados con lo que el próximo año habría más del doble de dispositivos con conexión que personas. Pero los dispositivos no serán completamente autónomos. Habrá por un lado dispositivos genéricos como bombillas, sistemas de control de edificios, etc… que suelen tener bajo coste y alto impacto. Pero a su lado crecen otros dispositivos específicos y más costosos aunque también con amplios beneficios, como los que se están utilizando ya en quirófanos de hospitales o soluciones de ingeniería. Estos generarán mucho valor añadido y sinergias y será el segmento que veremos desarrollar más en el medio plazo y con ello creando un mercado con unos límites difícil de estimar en el largo plazo.
Con todo ello la apuesta es clara y las posibilidades profesionales enormes, y podemos afirmar que buena parte del crecimiento del PIB futuro a nivel global se basará en ello.