Hace unos meses Madhu Bhaskaran fue nombrada por el MIT una de las diez investigadoras más importantes menores de 35 años en la región de Asia Pacífico. Sin embargo, para entender su éxito en la tecnología hay que irse atrás en el tiempo: concretamente al siglo XIX.
Así, hay que viajar al laboratorio de Pierre y Jacques Curie, que en 1881 descubrieron la piezoelectricidad, es decir, un fenómeno por el cual al comprimir un cristal (cuarzo) se genera un potencial eléctrico. Posteriormente ambos hermanos demostraron el efecto contrario: que los cristales se pueden deformar cuando se someten a un potencial.
Asimismo, enunciaron en 1894 el principio universal de simetría: las simetrías presentes en las causas de un fenómeno físico también se encuentran en sus consecuencias.
Sin embargo, la piezoelectricidad, aunque se ha continuado estudiando desde entonces, no había sido traducida en grandes aplicaciones.
Algunos elementos como traductores de ultrasonido, mecheros, altavoces y material de odontología aprovecharon esta peculiar propiedad de los cristales. Sin duda se trata de objetos útiles pero también de una gran revolución.
Ahora, investigadores como Madhu Bhaskaran están dispuestos a que la palabra piezoelectricidad termine sonando familiar para cualquiera que abra las especificaciones técnicas de un dispositivo como una tablet o un smartphone.
Doctora en Ingeniería de Materiales Electrónicos, Bhaskaran asegura que dentro de poco tiempo habrá avances en su campo que trabajo que permitirán que dentro de poco tiempo podamos disfrutar de tablets o smartphones flexibles e irrompibles.
“Si hablamos de dispositivos electrónicos a gran escala, nos quedan diez o catorce años para alcanzar los objetivos, asegura Bhaskaran, pero las cosas pequeñas como los sensores wearable ya están entrando en el mercado, así que en dos o tres años veremos resultados de calidad”, comentó Madhu Bhaskaran.
Para la experta todos los avances tecnológicos están totalmente relacionado con el modo de aplicar los materiales: desde la primitiva función de la arcilla al empleo de silicio para crear chips. “Nuestra esperanza de vida estará cerca de los 90 años y no podemos estropearnos como un coche, afirma Bhaskaran, sería maravilloso disponer de algo que nos avise de que nuestra salud no está muy bien y necesitamos ser reparados”, explicó la experta.
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