El ex-número 1, se encargó de vaciarme la piscina de mis sueños con dos recorridos peor que decepcionantes de 80 y 76 golpes respectivamente. Chico, no sé, y el jugador aún declaraba que “hit it better today”, todo ello después de no pasar el corte, por segunda vez en toda su carrera profesional.
Los dos primeros días han estado repletos de incidentes, incluso de anomalías si tenemos en cuenta que se trata de uno de los cuatro majors, organizado precisamente éste por la USGA, la Asociación de Golf de los Estados Unidos. Se pasan la temporada clamando para que los partidos – nunca partidas – sean más rápidos y que se cumplan los horarios y, justo en el suyo se ven vueltas de cinco horas y media: como los jugadores hándicap 28 profundo de mi club, pero ellos sin toda la ayuda del agentes y oficiales para buscar bolas en el rough, sin caddies para limpiar la bola y dar el palo adecuado, y sin una habilidad mayor que se les supone a los profesionales.
Parece que parte de la responsabilidad del juego lento hay que asignarla en esta ocasión a la propia elección de campo, cuya rareza ha obligado a caddies y jugadores ha realizar – ¡casi para cada golpe! – cálculos propios de investigadores de Inteligencia Artificial o de programadores de vuelos estelares de la NASA.
¿Querían hacer un Saint Andrews americano? No lo sé. Lo cierto es que parece más un minigolf, un entretenimiento de parque temático, donde se tratase menos de jugar al golf que de un juego de puro azar. Hemos visto no uno, sino docenas de buenos golpes que se perdían en imposibles sinuosas caídas hacia ninguna parte. Hemos visto, por ejemplo, al defensor del título Martin Kaymer hacer en su segunda vuelta cinco bogeys y un triple bogey que le apartaron del corte.
Vimos el ya contado descalabro deportivo de Tiger Woods (+16) y al vencedor de The Players Rickie Fowler (+14). Miguel Ángel Jiménez (+9) también se perdió el fin de semana.
Y mis esteticistas de jornada, mi prima Margarita y mi tía Alicia, están que se les llevan los demonios.
.- Pero, ¿quién ha sido el osado que ha decidido jugar en semejante patatal .- brama mi adorable tía Alicia.
.- No quiero ni pensar si en España ponemos Valderrama a jugar un gran campeonato y preparamos el campo como estos señores – protesta Margarita-: nos hubieran puesto como chupa de dómine (o sea verde bermuda). Porque, vamos a ver, ¡A quién se le ocurre tener un campo feo, feo, feo, y además hacerlo imposible!
.- Pero, imposible –subrayo yo, que debo mi supervivencia a la especial habilidad para nunca llevar la contraria a la parte femenina viva de mi estirpe -. Os voy a dar unos datos: en los dos primeros días sólo un jugador, Kevin Kisner, logró completar una vuelta sin errores: todos los demás en todas sus vueltas cometieron bogey, doble bogey o peor. Por ejemplo Rickie Fowler en su primer día, en sólo cuatro hoyos (hoyos 6, 7, 8 y 9) hizo un bogey y tres dobles bogeys.
.- Y además está lo de los caídos – interrumpe tía Alicia.
.- ¿Caídos? – pregunto justo cuando debiera haber estado callado.
.- Sí, querido asno – dice cariñosa mi prima-; la tía se refiere a los caddies: no se les ha permitido llevar zapatos con tacos y en aquel patatal de sube y baja montañas, lo que han caído son montañas de auxiliares de juego.
.- Bueno – corrijo yo -: sólo han sido dos o tres.
.- ¡Ah! Vaya, al “señorito” le parecen pocos – dice tía Alicia mirándome con desdén con sus cejas levantadas -; pues si a mí se me despeñaran uno o dos mayordomos por la escalera, enseguida estarían montones de sindicalistas y el entero orgnigarma de la Inspección de Trabajo, poniendo pegas.
.- Y luego está lo de Jason Day, que se colapsó desmayado en el último hoyo del viernes. ¡Menos mal que pudo acabar! – continuó las más bella de mis primas.
.- Por no decir lo de Gary Woodland que tuvo que ser hospitalizado – sentenció mi tía Alicia.
Aquí ya me abstuve de glosar el parte de daños para decir que esos incidentes nada tenían que ver con el juego ni con el campo, que eran cosas de la salud de los jugadores. Yo ya tenía bastante.
.- Vamos – propuso mi prima Margarita -, que en vez de pizarra de resultados deberían habilitar un parte de bajas. Eso no es golf, es la peste: qué cosa más fea de campo.
.- Y, ¿quién podrá ganar finalmente? – pregunto yo en un intento de animar la cosa.
.- Pues ahora, voy a ser yo quien se tire a la piscina: un joven valor – me reta Margarita y me deja asombrado, una vez más con su manejo de datos – entre los que terminaron en el top 10 el segundo día la media de edad era 27,7 años desde los 22 años de Jordan Spieth a los 33 de Daniel Summerhays. Y ninguno de ellos lleva más de 11 años de profesional.
O sea que Sergio García, tendrá que esperar otro major más y lleva ya 64 seguidos. En Chambers Bay hizo el par también en la tercera jornada, pero su +5 en total está algo lejos de la cabeza.
