Se celebraba la semana pasada la Copa S.M. El Rey de Golf. Es el segundo torneo en importancia, después del British, para los jugadores amateurs. El campo elegido para este año fue el del Real Club Sevilla Golf. No sé si la Real Federación Española de Golf (RFEG) habría podido encontrar mejor campo. Probablemente no. Por situación, por condiciones climáticas, por preparación del recorrido y, por supuesto, por público.
El conjunto ha sido de diez. Sobre todo en público, que si los socios son gente entendida hay una socia, mi prima Margarita que no sólo es la más bella prima al Este del Guadiana, sino que es una sabia del golf y una forofa de los torneos.
Acaba de venir de América, donde asistía a las primera jornadas del Honda Classic, únicamente ver a estas promesas del golf.
.- Si queremos promocionar el golf, aquí es donde hay que estar – le ha dicho en cuanto se lo ha encontrado a Pablo Mansilla, presidente de la Federación Andaluza de Golf (RFGA) que ha asentido con cara de póquer.
Margarita es un amor, pero se lanza a las piscinas con la fruición de un vegano hambriento a una ensalada de puerros.
Sí hay alguien que se ocupe de golf amateur es el presidente de la RFGA. Le he visto saludar, con conocimiento y afecto, a jugadores y a padres de jugadores amateurs. No era sólo el saludo de la cortesía, sino el de alguien que ha visto batirse el cobre a sus muchachos, tanto cuando las cosas pintaron bien como cuando pintaban bastos.
Este sábado estaba siguiendo en cuartos de final a Álvaro Mueller-Baumgart Lucena, joven valor del Real Club de Golf de Guadalmina. No pudo, no, Álvaro con el juego de su compañero contrincante, José Luis Ballester Barrio, “Josele”. Este joven castellonense estaba en forma e hizo un gran juego. Los greens no fueron se día amigos del malagueño.
Josele se deshizo también por la tarde de es sábado del inglés James Cooper por un contundente 4&3, con lo que se le abría la puerta a la final.
Esa final, en modalidad match play se jugaría al mejor de 36 hoyos, es decir, dos vueltas al campo contra, Jannick de Bruyn un muchachote de 21 años, alemán que mediría cerca de 1,90 metros.
.- ¿Has visto que tren inferior tiene el alemán? – me pregunta la belleza de mi prima.
.- Querida – le respondo raudo-, como comprenderás yo no miro nada inferior de ningún muchacho.
.- Eres un tonto de capirote – se ríe Margarita –; me refiero a sus fuerte piernas que le permiten fijarse al suelo mientras hace el swing, sin desplazarse como haces tú, so zopenco, que pareces querer bailar el Lago de los Cisnes en cada tee de salida.
.- Ah!, ya – le digo -. Pero no, yo no bailo, sino que acompaño a la bola.
.- Jajajajajaja – termina amable mi prima –: eres un Nureyev pero en torpe.
Algo mosca todavía yo, seguí con ella el domingo las evoluciones del match entre Josele de tan sólo 16 años y el fornido alemán. En los primeros dieciocho hoyos le ganaba por cuatro hoyos a Jannik, diferencia que llegó a ser de seis golpes. Pero reaccionó el alemán que le recuperó cinco dejando la diferencia sólo en uno cuando faltaban muy pocos años.
Ahí se fajó Josele; ganó lo hoyos 34 y 35 (17 de la segunda vuelta) que le dieron una victoria bien trabajada. A los asistentes les oí en cafetería alabar la madurez del joven su paciencia y su personalidad.
Estoy de acuerdo y añadiría que tiene ya el porte de caballero del golf también por su temple y elegancia de espíritu. Pude confirmar esa impresión al escuchar su alocución el recibir el premio. No quedó nadie que con justa causa no recibiera su agradecimiento y honor: al Real Club Sevilla Golf; a la RFGA, a sus padres, a sus entrenador Víctor García a quién dedicó el triunfo.
Asimismo un gesto de transcendencia tuvo al dedicar su victoria en primer lugar a la golfista Celia Barquín asesinada en el campo de golf, en Estados Unidos, en 2018.
Supo ganar al alemán en el campo y a nosotros en la entrega de la Copa de S.M. El Rey de 2020.
Si el golf amateur nacional camina por este sendero tendremos campeones en las calles de los campos de golf y personas de bien en las calles de las ciudades del planeta. Falta hace.