1. Inicio
  2. Opinión
  3. Comunidad de blogueros
  4. El trono de Atlanta, entre Horschel y McIlroy. ¿Habrá tercero en liza?

GOLF EN LA CHISPA DE LA VIDA

El trono de Atlanta, entre Horschel y McIlroy. ¿Habrá tercero en liza?

El sábado, la batalla del Tour Championship by Coca-Cola era sólo de dos ejércitos: Billy Horschel contra Rory McIlroy, quien el día antes lanzó una bola al bolsillo de un espectador.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
fjrigjwwe9r1_articulos:cuerpo
En esta tercera jornada de los Playoff de la FedEx Cup, prácticamente el interés se ceñía a Billy Horschel contra Rory McIlroy: en la primera vuelta ya sacaban 3 y 5 golpes respectivamente al siguiente, Jason Day.
 
Lo que en realidad estaba pasando es que ambos profesionales habían trabajado desde hace días – quizás semanas, acaso meses – su preparación mental para el reto más imponente de la temporada. Con verles como miraban bastaba para adivinar su determinación.
 
Los Playoff, ya lo hemos dicho en aportaciones anteriores, generan un tensión particular al tratarse de torneos eliminatorios en los que acaban fuera los jugadores peor situados en la regularidad de la FedEx Cup: desde los 125 del primer Playoff (The Barclays) hasta los 30 que ahora toca. La emoción está servida. El ganador del domingo se llevará 1.440.000 dólares del torneo, más, si queda el primero de la regularidad, otros 10.000.000.
 
Pero puede llegar a ser mayor el peso del orgullo deportivo, la densidad de la gloria terrenal que proporciona acabar un año en el trono de Atlanta. Si nosotros los amateurs nos ponemos como pavos el día que ganamos un torneo de Audi o del Corte Inglés – y eso después de haber entrenado casi nada – no cuesta nada ponerse en la piel de quienes alcanzan el máximo trofeo después de dedicar desde que tenían 10 años horas de prácticas, docenas de hoyos jugados, viajes, sueños y dejar la casa paterna y hasta novias en el altar, como ha hecho Rory.
.- Por cierto – interviene Amateur 1 -, ¿sabes lo de Rory McIlroy del viernes?
.- Claro que sí – respondió entusiasta Amateur 2 – hizo 6 birdies y un sólo bogey.
.- No, no me refería al resultado, sino al incidente con una bola suya que acabó en el bolsillo de un pantalón.
.- ¿Cómo pasó eso? ¿Se la robó algún desalmado? – preguntó Amateur 2.
.- ¡Qué va! Un asunto curioso de veras, de esos que no te crees si te lo cuentan en el bar del club. En el hoyo 13, Rory hace una salida que se le abre un poco y, después de pegar en unas ramas de un árbol de la derecha, tiene la extraña fortuna de que se introduce en el bolsillo derecho del pantalón bermuda de un espectador.
 
.-Realmente asombroso. Me contaron el otro día el camino inverso. Era el caso de un sénior de retorcido colmillo: de su pantalón salían bolas cuando la suya parecía perdida. Siempre la encontraba gracias a la trampa de dejar caer desde un bolsillo trucado un bola de idéntica marca y número.
.- Pues Rory – terminó de contar Amateur 1 – llamó al arbitro mientras el espectador permanecía en el sitio más quieto que la Estatua de la Libertad en el suyo y, tras el oportuno ruling, el norirlandés recuperó la bola para jugar sin problemas desde esa posición.
 
El duelo del sábado estuvo emocionante: en el hoyo 10 perdonó McIlroy un putt de un metro para par cuando Horschel había hecho bogey. En el hoyo 13 Horschel vuelve acometer bogey y Rory hace Par: la distancia estaba en dos golpes,  que quedaron reducidos a cero con el eagle del europeo en el hoyo 15. ¡Qué emoción!
 
Los últimos hoyos se vigilaban más que dos protagonistas de un duelo en un western. ¿Quién desenfundaría primero? ¿Dónde apunta el contrario? ¿Qué táctica tiene?
 
La verdad es que la tercera jornada no sirvió para proclamar el rey de Atlanta ya que Billy Horschel, que había jugado 20 hoyos seguidos sin bogeys los hizo en los hoyos 10 y 13, sin ningún birdie en toda la segunda vuelta. Su peor golpe era el de salida con evidente tendencia a salirse de la calle por la derecha.
 
Por la parte del McIlroy sólo cabe señalar que salir largo no es lo mismo que terminar en menos golpes. Estuvo irregular, a lo mejor cansado y volvió a fallar un putt corto. Pero no hay miseria que no solucione un primer premio de la Euroloto, ni mala tarjeta que no solucione un eagle, es decir, hacer en 3 golpes un par 5. Los líderes, Billy Horschel y Rory McIlroy terminaron empatados en un total de -9.
 
A esas horas nadie había declarado la paz en las fronteras de la FedEx. Al trono de Atlanta se acercó silencioso, inadvertido, casi ladino alguien que ya había sostenido ese cetro: el enjuto, correoso y más seguido que Terminator II, Jim Furyk que colocaba el -7 en su casillero. Furyk ya ganó el Tour Champion y la FedEx Cup en 2010.
 
Pero esa no es la noticia: la noticia es que desde entonces no gana ni a cara y cruz. Tampoco eso el lo más significativo. Lo más notable es que esta temporada de 20 torneos, ha pasado 20 cortes, y en la mitad de ellos ha quedado en el Top 10 y, atención al dato, ¡3 veces segundo! Vamos, es que es pura rabia enlatada.
 
De momento, mientras daba con el putter en el hoyo 18 de este Tour Champion by Coca-Cola, me pareció escucharle silbar “La chispa de la vida”.
 
Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Fill out this field
Fill out this field
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
You need to agree with the terms to proceed

twitter facebook smarthphone

ARCHIVO DEL AUTOR

Menú