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Ese festejo de dentro de unos días -a partir del jueves- se llama Tour Championship by Coca-Cola; pone fin a la FedEx Cup y solo tiene capacidad para los 30 mejores de la clasificación.
En este domingo jugaron menos de 70, tras la retirada de Phil Mickelson y de Keagan Bradley, que tomó la decisión de apartarse del torneo después de una acción de su juego: dictaminada por el arbitro como correcta, él mismo no se sentía bien con la solución y por no perjudicar a sus compañeros contrincantes y por su propio honor se retiró. Sí señor: esto es el golf. ¡Vamos!, igualito que esas escenas de “deportistas” revolcándose por el terreno simulando una agresión. Chapeau por este joven valor americano.
Y el último día de este BMW Championship jugado en Cherry Hill es hijo de los aciertos y errores de las jornadas anteriores. Por ejemplo, Sergio García acabó primero el viernes, pero el sábado fue malo; un dato sobre golpes en green facilitado por la CBS durante la retransmisión es muy gráfico, mientras que el viernes hizo 23 putts, el sábado saltó a 31.
El caso del líder de la jornada de cierre, Billy Horschel, era bien distinto: el sábado metía todo, como si el pequeño hoyo de 4,25 pulgadas de diámetro se ensanchara para sus bolas hasta la dimensión de una canasta de baloncesto. Fuera cual fuera la distancia o la inclinación del green la bolita blanca rodaba y rodaba para caer indefectiblemente en el fondo de la copa.
Otra cuestión muy reveladora del espíritu con el que competía
Horschel es que cuando, terminado sus recorrido de la tercera jornada, fue entrevistado para televisión se sorprendió al conocer que iba líder. Esto denota algo que se le notaba en el lenguaje corporal: iba a lo suyo, a completar lo mejor posible cada hoyo, a jugar sólo ese hoyo con confianza y tesón lo mejor que pudiera. Y pudo mucho. Y se puso primero.
Cuántas veces los amateurs andamos con comparaciones ya sea con resultados de otros jugadores o, lo que es peor, con resultados nuestros de días anteriores.
Y un tercer caso clínico que invita a la reflexión a los aficionados es el de Rory McIlroy y el green del hoyo 12, un par 3 en que por dos veces consecutivas, sábado y domingo, les hizo cuatro putts cada vez. Si el mejor maestro echa un borrón, el número 1 del mundo puede hacer más de dos putts alguna vez e incluso cuatro. Usted lector amigo, no pierda los nervios por ese green que se le atraganta en su club.
La lucha por el primer puesto en la final del BMW Champions estaba entre Billy Horschel y Ryan Palmer que andaban entre -14 y -13 y Sergio García con -11 al comienzo de la segunda vuelta tuvo sus opciones. No era nada fácil. Pero el golf está en las antípodas de las ciencias exactas. Yo mismo, contra todo pronóstico razonable hice 5 pares seguidos esta semana. Raro, pero real.
Pero los pronósticos en golf son difíciles de hacer y más difíciles de acertar. Y así, contra las previsiones más razonables Ryan Palmer, dio un shocket en el hoyo 13 y su doble bogey le hacía empatar en 2ª posición con Sergio García, ambos a tres golpes del líder. Luego, otro error del americano le dejó solo en segundo lugar a dos golpes de Horschel. Todo marchaba a favor de Sergio y no era imposible sobre el papel la victoria del español.
Sí. Todo marchaba fantástico hasta el hoyo 17, un número que a Sergio, si fuera supersticioso odiaría esa cifra. Ya en el The Players del año pasado tiró dos bolas al agua cuando tenía oportunidad de triunfo.
En esta ocasión, el hoyo 17 era un par 5. Sergio sintió el viento de cara y no confió en tirar de dos a green y temió que su bola fuera al agua que rodea el green. Hizo un golpe de colocación y su approach se pasó de bandera y salió largo. En el chip de vuelta la dio mal y la tiró, está vez otra vez, al agua: salió de ese hoyo con 8 golpes, triple bogey y varios adioses: adiós a la victoria, adiós al segundo puesto y, en consecuencia, adiós a terminar entre los cinco primeros de la FedEx Cup, puestos que permiten llevarte ese trofeo de regularidad sin depender de nadie, sino de uno mismo.
El BMW Championship se lo lleva Billy Horschel con todo merecimiento y con un juego inspirado, técnicamente irreprochable y una habilidad en el green merecedora de todos los aplausos que ha recibido. Y alguno más, porque hay que recordar que el de Florida, venía de perder el lunes pasado el torneo en el último hoyo. Y en éste ha superado con nota cualquier secuela de aquel mal golpe. “No puedes caerte cuando vienes desde atrás” declaró al terminar.