Después de 25 años con nosotros, Internet encara una fase decisiva. Tras dar el salto del ordenador a los dispositivos móviles –tablets, smartphones-, Internet se trasladará a todo tipo de dispositivos, no sólo a las gafas de realidad aumentada o los relojes inteligentes –smartwatch- sino a muchos objetos que nos rodean en la vida diaria.
Es el Internet de las Cosa (Internet of Things) que llevará a que todo este conectado, no sólo nuestros teléfonos y ordenadores, sino también nuestras zapatillas deportivas con GPS incorporado, el frigorífico que nos dirá cuando caduca la leche y donde comprarla más barata, nuestro coche o el reloj. Se busca crear una interconexión total entre las cosas que nos rodean, en los lugares más insospechados gracias a la tecnología wearable o “llevable”. Gracias a esta tendremos dispositivos más completos, pequeños e interconectados que monitorizarán nuestras tareas diarias, de ocio y también de trabajo, salud,… realizando un life-logging o recolección constante de datos que intentarán mejorar nuestra vida diaria.
Si se consigue que muchos hogares y negocios sean inteligentes se tenderá a que las ciudades también lo sean: edificios, coches, transporte público.. todo estará comunicado, generando nuevas posibilidades de negocio basadas en Internet y por supuesto una forma de llegar mejor a los clientes, más exacta y concreta.
Un mundo lleno de posibilidades
La tecnología wearable nos permitirá mejorar nuestra vida interactuando más y generando un enorme flujo de datos que aumentará las posibilidades de compras de productos y servicios. Desde luego, con este flujo de datos, uno de los grandes retos está en el control de la información, en no vulnerar la privacidad de los usuarios.
Superada o delimitada esta barrera, nos encontramos con una enorme cantidad de datos a disposición de empresas, empleados, proveedores y clientes que ayudará a facilitar las relaciones entre todos estos agentes, segmentando y personalizando ofertas de la forma más perfecta posible –geográficamente, con gustos conocidos,…-.
No será tan fácil y directo, también obligara a saber analizar todos estos datos, interpretarlos y mostrarlos de forma adecuada, no hay que olvidar que el fin principal de Internet de las Cosas no es comprar-vender más, si no mejorar nuestra calidad de vida. Pasaremos a un Internet más directo, centrado en lo que verdaderamente busca el consumidor, pero también con mensajes más sutiles.
Papel de Smart Watch y otros dispositivos interactivos
¿Cómo se instrumentará? Por un lado tendremos dispositivos que captan nuestros datos que se transmiten a otros, con los que interactuamos. Pongamos un ejemplo en productos que ya están en el mercado, como zapatillas y plantillas con GPS, estas nos darán datos como cuántos kilómetros andamos o por donde los hacemos, transmitiéndose para que podamos verlos o analizarlos a otros dispositivos como nuestro Smartphone. Este punto no se modificará, tan solo se ampliará, tanto los que son fuente de datos –electrodomésticos, ropa,etc..- como otros que recogen la información e interactúan con ella.
Este seguirá siendo el papel de nuestro móvil y de un nuevo actor, los Smart Watch o relojes inteligentes. Aunque también serán fuentes de datos (por ejemplo de salud, como pulso, tensión…) con ellos podremos interpretar toda la información y recibir alertas o avisos que permitan finalizar la compra de bienes o servicios.
Con todo ello, a medida que pasa el tiempo, este tipo de dispositivos al igual que pueden serlo las gafas de realidad aumentada pasarán de su papel más marginal o de capricho a otro mucho más importante como nexo entre el consumidor y las “ciudades inteligentes” que nos rodearan.
– Ver en Hechos de Hoy, El m-commerce, el comercio por móviles, no despega.