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ESPLÉNDIDOS PARAJES

De pesca por el valle del Tiétar: bogas, carpas, barbos y el polémico siluro

El cambio de altitud es enorme, de los 2.500 metros de las más altas cumbres de Gredos a apenas 400 metros en pocos kilómetros. Eso le permite rápidas caídas de agua.

Hechosdehoy / Luis Naharro
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El valle del Tiétar es sin duda uno de los más conocidos de nuestra geografía, su emplazamiento y climatología le convierten en un vergel, a la sombra de las altas cumbres de Gredos. El cambio de altitud es enorme, de los 2.500 metros de las más altas cumbres a apenas 400 metros en pocos kilómetros. Eso le permite rápidas caídas de agua que vierten y nutren a nuestro protagonista.

El río Tiétar nace en la Comunidad de Madrid, en las estribaciones más orientales de la Sierra de Gredos, en el término de Rozas de Puerto Real. A muy pocos kilómetros se adentra en las dos Castillas, Castilla-La Mancha y Castilla y León. Una de sus paradojas es que aunque recibe constantemente aguas de gargantas y arroyos por su cara norte no es un río de montaña.

El Tiétar baja somero a una altitud nunca muy elevada y por tanto en su fauna piscícola no encontraremos peces de montaña como la trucha. Pero esto ocurre no sólo por la naturaleza del río, sino también por la mano del hombre. Hace unas décadas sí era posible verla en las desembocaduras de muchos de sus afluentes. La práctica desaparición de estos arroyos por no dedicarlas los recursos necesarios (se sustituyeron por repoblaciones de arcoíris) ha llevado a que perdamos esta oportunidad.

Por todo ello, este primer tramo entre Castilla y León y Castilla-La Mancha por las cercanías de localidades como Sotillo de La Adrada, Casavieja o Lanzahita, la pesca en el río Tiétar se centra en la pesca de ciprínidos: bogas, carpas y barbos fundamentalmente. La naturaleza del cauce en esta zona somera no sólo nos permite usar técnicas tradicionales como a fondo con veleta, sino también otras en auge como la pesca de barbo a mosca.

Rosarito, un gran protagonista

Pero todo cambia a medida que nos acercamos a la gran presa del río Tiétar, el embalse de Rosarito. Este embalse muy bien valorado por el pescador de las comunidades autónomas que comparte sus aguas, las dos Castillas, y también de la cercana Extremadura. Pero allí, la pesca en el río Tiétar tiene desde hace unos años un nuevo inquilino, el siluro.

Este artículo no es el lugar para explayarse sobre estar a favor o en contra de este enorme pez, pero lo cierto es que su crecimiento en el Tiétar en particular y en la cuenca del Tajo en general (ya se encuentran ejemplares de más de 40 kilos) lo hace empeorando la situación de otros peces. Por un lado, ha caído otro depredador deportivo como el black bass, pero la situación es especialmente grave en la población de pequeños ciprínidos que dan riqueza a nuestros ríos.

Si vamos a por siluros, podemos usar una enorme variedad de técnicas. El ceno natural se impone pero siempre con equipos extremos que soporten un gran peso. Si elegimos blacks bass, nuestra caña de spinning-ligero o medio. Y por último, si optamos por la carpa, la mejor técnica es la pesca a fondo.

Tramo final

Más allá de Rosarito entramos en una zona de gran belleza para la pesca. Con la sierra de San Vicente al sur y las elevadas cumbres de Gredos al norte, estos días aún con abundante nieve, y siempre jalonado por más gargantas que vierten su agua al río y abundantes campos de cultivo. La pesca dependerá mucho de nuestro objetivo, la carpa o a por algún depredador. Las aguas no suelen ser muy frías ni en esta época y las frezas son tempranas. Esto determina que la primavera (y también el otoño) sean los mejores momentos.

Si queremos buscar truchas con mayores posibilidades de éxito debemos encaminarnos más al noroeste del valle del Tietar y adentrarnos en la comarca de la Vera para buscar gargantas como las de Cuacos, Jaranda, Minchones y Hornito. Allí podremos encontrar truchas comunes en arroyos de enorme belleza y dificultad. Aunque desde luego su número disminuye lo cierto es que el norte de Cáceres se ha convertido en un buen refugio para la “pintona” con la acertada medida de vedar largos tramos de pesca. De hecho es paradójico que pescadores de una zona tan tradicionalmente truchera como es el valle del Tormes acudan a estas gargantas o a la cercana de los infiernos en el valle del Jerte a buscar este salmónido.

Volviendo a nuestro río, más al sur, vemos como se va ensanchado a la vez que aumentan los campos de cultivo (ya sea tabaco o pimentón el producto estrella de la comarca). Con cientos de kilómetros de canales y acequias alrededor podemos seguir pescando buenos ciprínidos y también el siluro.

A medida que avanza el río las zonas de cultivo se van sustituyendo por un terreno más agreste, el Tiétar va discurriendo por su tramo final pero antes llega a su último embalse el de Torrejón-Tietar ya junto al del Torrejón-Tajo, otro de los embalses donde se ha constatado la pesca del siluro. En este último tramo entramos en uno de los parajes más bellos de Extremadura, el del Parque Natural de Monfragüe.

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