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COLECCIÓN ARTE RUSO (II)

De los iconos al Constructivismo ruso hasta el Realismo Socialista

El Museo de Arte Ruso de Málaga muestra el arte del largo período de los zares, hasta llegar al siglo XX, con la Revolución Rusa de 1917 y la instauración del Realismo Socialista.

Hechosdehoy / Ana María Preckler
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El floreciente ambiente cultural existente en la Rusia de los primeros años del siglo XX favoreció el nacimiento precoz de las vanguardias rusas, la mayoría de ellas modalidades abstractas, o pre-abstractas, como el Cubofuturismo, el Rayonismo, el Suprematismo y el Constructivismo, y en pintura figurativa, el Primitivismo, que surgieron en paralelo a las vanguardias de Occidente, con numerosos puntos de relación con éstas. En las vanguardias rusas destacan artistas como Malevitch, Gonchárova, Lariónov, Rodchenko, Rozánova, Popova, Vesnín, Stepánova, Exter, y el mismo Kandinsky, dentro de los estilos citados y de los que se presentan algunos cuadros en el Museo Ruso de Málaga.
 
Algunos de estos artistas viajaron a Occidente, concretamente a París, hasta que esas salidas quedaron prohibidas drásticamente por el régimen teniendo los artistas que optar por el exilio definitivo o la permanencia en el país con la falta de libertad consecuente. En París, los artistas rusos tuvieron ocasión de conocer la pintura y escultura de los impresionistas, post-impresionistas, neo-impresionistas, cubistas, futuristas, fauvistas, etc., lo que junto a sus propias obras y a las exposiciones realizadas en Moscú, introdujeron el arte Occidental en Rusia.

El Constructivismo fue la última de las vanguardias rusas y debe mucho al Suprematismo de Malevitch. Entre sus fundadores destacan, por un lado, los hermanos escultores Antón Pevsner y Naum Gabo, que promulgaron el “Manifiesto Realista”, en 1920, que propugnaba el Constructivismo como arte ideal, no ligado a una idea utilitaria.

Por otro lado, y en un sentido opuesto a los realistas anteriores, están Tatlin, Rodchenko y Stepánova, que firman el “Manifiesto Productivista”, promocionando un arte utilitario, desvinculado de la idea del arte por el arte, que se pondrá al servicio del régimen soviético. En la difusión del Constructivismo ruso por Europa tuvo gran importancia El Lissitzky, así como Gabo y Pevsner que abandonan Rusia, en 1922, al rechazarse su ideología artística.

Para aclarar conceptos, conviene establecer las diferenciaciones, causas y efectos del Constructivismo. La diferencia fundamental entre el Suprematismo y el Constructivismo, siendo los dos artes geométricos casi paralelos, se deriva del orden de la composición. En el Suprematismo las figuras geométricas se presentan con dinamismo-estático ordenado, en el cuadrado monocromo en sí mismo, o en conjunto de figuras en movimiento moderado o desplazamiento equilibrado, asimétrico o no; el Suprematismo así es una abstracción idealista y la fuente originaria del Constructivismo.

Sin embargo, el Constructivismo, al partir además del Cubismo y del Futurismo, se distancia del Suprematismo y resulta mucho más dinámico, agresivo y mecanicista; en el Constructivismo las figuras se disponen generalmente asimétricas, desordenadas, anárquicas, arbitrarias y dinámicas, en fuerte dialéctica y tensiones relacionadas, lo que correspondería a una abstracción geométrica expresionista. El Constructivismo ruso se enlaza con el holandés por proceder los dos del Cubismo, y por la unión que hubo entre ellos a través de sus representantes respectivos, El Lissitzky y Mondrian, pero también sus efectos artísticos son distintos al ser el holandés un Constructivismo geométrico cartesiano, ordenado y estático.

Desde Rusia se estableció una corriente abstracta en sentido Este-Oeste que estableció importantes paralelismos e interrelaciones entre el Constructivismo holandés, centroeuropeo y ruso, que son los tres focos constructivistas esenciales. Las mayores diferencias entre ellos, algunas mencionadas, consisten en que el ruso es un Constructivismo libre, dinámico, más enérgico y violento en sus trazos y composiciones, por lo que tiende a la acción, componiendo geométricamente círculos, triángulos, ángulos y diagonales, además de las rectas, mientras que el holandés, mucho más cartesiano, es esencialmente equilibrado y armónico, y en su ortodoxia raramente rompe la estructura ortogonal; el centroeuropeo se encuentra geográfica y artísticamente entre estos dos polos.

En la década de los veinte el Constructivismo ruso, en su faceta productivista, toma partido al lado de la Revolución Soviética, siendo durante un tiempo un arte oficial, aplicado en un sentido utilitario. Su filiación idealista inicial pronto se ve sofocada por las estrictas normas opresivas que privaban al artista de su condición esencial, la libertad.

Al cabo de unos años el Constructivismo fue prohibido también por el régimen que admite solo un género artístico: el Realismo Socialista. El Constructivismo ruso, aunque menos conocido y divulgado que el Occidental, por las circunstancias políticas que le acosan, al constituir uno de los focos creadores de la abstracción tiene una importancia capital en el siglo XX.

El Constructivismo se halla muy entrelazado en la arquitectura, pintura y escultura, practicando los artistas con frecuencia los tres géneros indistintamente. En relación con la arquitectura, tuvo una gran vigencia e importancia, debido al contenido utilitario y constructivo de la propia arquitectura y a los encargos oficiales del gobierno. En consecuencia se inauguran centros institucionales arquitectónicos, como el VKHUTEMAS, Facultad de Arquitectura, 1920, el METKAF, Facultad para el Estudio de los Metales y el VOPRA, Unión de arquitectos Proletarios, 1929. La edad de oro de la arquitectura constructivista rusa de vanguardia abarcará aproximadamente desde 1918 a 1933.

El Constructivismo tiene concomitancias con el Racionalismo Occidental, especialmente con el de Le Corbusier, no en balde el arquitecto suizo-francés visitó Moscú donde trabajó con Nicolai Kolli. El Constructivismo arquitectónico posee grandes concomitancias con el pictórico, de donde parten sus proyectos, resultando en la practica edificios muy compactos y geométricos, con volúmenes muy delimitados y densos, formas encontradas, masa y peso específicos, produciendo un efecto de gran dinamismo y fuerza contenida que coincidían con las premisas ideológicas implantadas por el régimen comunista soviético.

Los arquitectos constructivistas siguieron, de esta forma, unas pautas ideológicas, en lo que se podría definir como una utopía arquitectónica que era una continuación de esa disciplina ideológica. Dentro de ella, el Constructivismo, en primer lugar, pretendía la “destrucción de la realidad”, seguidamente pasaba a la “construcción de una nueva realidad”, para, en último término, hacer una arquitectura “al servicio de un mundo nuevo” lo cual no deja de evocar y enlazar con la fórmula filosófica “tesis, antítesis y síntesis” hegeliana y marxista y su significado.

Volviendo a Málaga, el Museo de Arte Estatal Ruso con el que iniciamos el anterior artículo, comienza mostrando el arte del largo período de los zares, hasta llegar al siglo XX, con la Revolución Rusa de 1917 y la instauración del Realismo Socialista. Se presenta en primer lugar una serie de antiguos Iconos de los siglos XVI y XVII que por sí mismos anuncian el arte ruso tan rico en iconos de madera policromada y pan de oro.

A continuación un conjunto de salas nos enseñan Retratos y Paisajes desde el siglo XVIII al XX, representando el estilo realista que hemos denominado de los zares, de belleza muy sutil, en el que podríamos citar como ejemplo a la Catedral de San Isaac con el Monumento a Pedro I, de Marksim Vorobiov, posiblemente el cuadro más sobresaliente de todo el elenco de este período por su belleza y por ser uno de los lugares más emblemáticos de San Petersburgo. El recorrido y la mención de los cuadros es imposible de enumerar en su totalidad pero si tal vez comentar el desconocimiento que se ha tenido hasta ahora de la mayoría de sus intérpretes lo que demuestra el aislamiento que siempre sufrió este inmenso país.

Al llegar al siglo XX se muestra la Vanguardia Rusa tan poco conocida asimismo en Occidente y que ya hemos mencionado. En las últimas salas nos encontramos con una abstracción de Vasily Kandinski de 1913 en una Composición con borde blanco. A Olga Rozánova con una Composición cubista con una fruta y a Aleksandr Rodchenko con su Estructura de 1917. A Kasimir Malevitch con Un niño de 1928 y una Cabeza de la misma época. A Marc Chagall con Espejo, de 1915.

A partir de 1932 el Régimen de la URSS rechaza todo arte de Vanguardia y se centra en el Realismo Socialista, único arte permitido por el comunismo y las dictaduras de Lenin y Stalin. El Realismo Socialista representa en su arte a la industria, el campo, el ejército, las luchas, las fábricas, así como el trabajo en todas sus facetas en general. Con el Realismo Socialista se cierra el Museo de Arte Ruso de Málaga que nos ha dado una visión global del arte ruso, tan desconocido en Occidente hasta ahora, un arte digno de conocer y disfrutar y que nos adentra en su historia con el cambio de la dinastía de los zares a la revolución bolchevique y su aislada, larga y penosa dictadura.

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