En la Fundación Juan March se ha expuesto recientemente una muestra de Art Déco en París, movimiento que abarca desde 1910 a 1935, según el folleto de la exposición. El Art Déco resulta más un movimiento decorativo, similar al de la Belle Èpoque o al Modernismo, aunque este último sí quedó plasmado en la historia del arte como estilo individual y único que transformó la arquitectura, muy especialmente, con un sentido curvilínear y decoraciones florales bellísimas afectando a las construcciones de toda Europa, como ocurrió en Barcelona, con Gaudí y Doménech i Montaner, entre otros arquitectos, en Bruselas con Víctor Horta, y en Viena con la Secesión Vienessa de Otto Wagner, Olbrich y Hoffmann, por citar solo los casos más relevantes.

Sin embargo, el Art Déco no llega a tanto, no consigue conformarse como estilo o movimiento independiente reflejado en la historia del arte, aunque sí afecta a la moda decorativa del momento, en la decoración interior de mansiones, modos de vestir, mobiliario en general, grabados y cuadros, revistas y objetos varios como floreros, fruteros, biombos, libros, porcelanas, tejidos, etc..

El Art Déco coincide con el fin de la Primera Guerra Mundial y los llamados años vintage, en los que una alegría desbordada se apodera de la sociedad europea de forma un tanto exagerada, falsa y trivial, diríamos. Y en esto coincide con los años previos a dicha guerra, en la llamada Belle Èpoque, igualmente falsa y trivial pues sumergió a la sociedad de la primera década del siglo en una manera de vivir intrascendente, incapaz de prever la gran tragedia que se avecinaba y ya hemos citado, la Gran Guerra, que destruyó no sólo ciudades, y ejércitos, como nunca otra guerra hubiera hecho, sino también a la alegría de vivir que invadió frívolamente a la sociedad de Europa.

La Fundación Juan March, siempre exquisita y selecta en sus exposiciones, mostró hasta finales de junio las obras de este estilo Art Déco, en una variadísima selección de objetos preciosos que nos introducen en lo que fuera ese época, trivial y falsamente feliz de los años veinte, que tampoco supo prever la segunda gran tragedia que se avecinaba con las dictaduras alemana e italiana de la entreguerra que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, que fue aún peor que la Primera en millones de victimas, cuadruplicando la cifra de la Primera.

Esta fue la primera muestra que se dedicó en España al Art Déco. La exposición pretendía no solo enseñar el arte de los años vintage y “revindicar no solo la obvia belleza del Art Déco sino el interés y complejidad cultural y artística de su peculiar carácter moderno”…

”La exposición, organizada en ocho secciones cronológicas y temáticas, narraba un fenómeno tan fascinante como poco conocido. Con más de trescientas cincuenta piezas de pintura, escultura, mobiliario, moda, joyería, perfumería, cine, arquitectura, vidrio, cerámica, laca y orfebrería, además de tejidos, encuadernaciones, fotografías, dibujos, planos, maquetas, carteles publicitarios y revistas".

La muestra reunió a ciento veintidós artistas, decoradores, diseñadores, couturiers, interioristas, arquitectos, artesanos, o ensembliers, cuyas obras articulan un relato expositivo que busca los orígenes del Art Déco en el París de la primera década del siglo XX, revisa el Cubismo como una de sus fuentes y ofrece una panorámica del lujo y la funcionalidad de los interiores franceses de los años veinte” haciendo mención, incluso, a los viajes en trasatlánticos tan de moda en la época.

En efecto, el Art Déco tiene fuertes influencias del Cubismo lo cual se aprecia en especial en los numerosos muebles exhibidos que los hacen distintos a los de cualquier otro período, en los biombos, en los grabados y demás obras expuestas. También el Art Déco recibe influencias orientales y exóticas. Se hace mención importante a la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París en 1925, en la que se mostraron gran parte de los objetos artísticos mencionados.

Y aunque su nacimiento se aprecia en la primera década del siglo XX, el Art Déco triunfa en la segunda y tercera décadas del siglo. En todo caso, la exposición de la Fundación Juan March resultó de una gran calidad y elegancia y nos permitió contemplar objetos de todo tipo pertenecientes a una época artística hermosa y poco conocida y por tanto de enorme valor y que constituye un placer para los sentidos.