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LOS SEÑORES DEL BRITISH OPEN

Artistas y artesanos en el golf: lo que va de Seve Ballesteros a Justin Rose

Desde el jueves en el Royal Liverpool Golf Club, podremos observar quien busca un golpe hermoso y efectivo y quien un juego eficiente ajustado al manual.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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Leía un artículo del recién terminado Campeonato Mundial de Fútbol de Brasil 2014. A la vista de algunos comportamientos de los profesionales del balón, el cronista recordaba la conocida frase según al cual el fútbol es un deporte de caballeros jugado por villanos y el rugby es un deporte de villanos jugado por caballeros.

No soy amigo de las descalificaciones generales, aunque hay que reconocer que la colección televisada de mordiscos, patadas y pistones intencionados, exageradas simulaciones de agresión y el feo hábito de chivarse al árbitro, se han visto acompañados por la disculpa de locutores y comentaristas de ocasión de las faltas cometidas por la defensa a ese delantero que se escapaba con la pelota -“no tenía más remedio que hacer falta”, sentenciaban -, lo que viene a resumir un cierto deslizamiento a la villanía, cuando no una incitación a justificar el medio perverso (la falta) por el interés del equipo (evitar el gol), lo que viene a ser una neta confirmación del contraprincipio de que el fin justifica los medios. Luego, faltaría más, el grito en el cielo contra la corrupción en otras actividades. Hacen bien en golf al animar la gallardía del fairplay. Pero, ¿es de caballeros el golf? Más bien, dada la ausencia de caballos, podríamos decir que es un juego de señores y de damas.

Pero, ahora que ya estamos metidos en las semanas grandes del golf – la season -, con torneos que van del inminente British Open a la Ryder Cup la cuestión que me parece oportuna es saber si el golf es de artistas o de artesanos.

El artista es un ser que busca sintetizar la plenitud en un lienzo, en una partitura, en la piedra o en la imagen. Esa totalidad de lo que ve, oye y siente desea expresarla en su obra a través de un admirado moldear de la Belleza. En golf hay artistas, profesionales que, en el solo instante del swing, procuran crear ese movimiento sublime que atrapa lo bello en todo su esplendor y lo expresa finalmente en una apoteosis de hermosura en el resultado: la efectividad es hija de la perfección. Entre los jugadores artistas hay una lista de estrellas y campeones, desde Seve Ballesteros – capaz de hacer filigrana de oro con un golpe desde un estacionamiento – hasta Greg Norman, Miguel Ángel Jiménez o Phil Mickelson con un floppy de arco imposible.

Por su parte, el artesano no suspira tanto por el “qué” expresar, cuanto por hacerlo del mejor modo posible: la eficiencia es hija del proceso. El artesano venera los procesos, los procedimientos. La persistencia y la tenacidad son sus aliados; la inspiración y mucho más la improvisación son sus enemigos. La belleza en la ejecución no le quita el sueño que un error en una operación puede arrebatarle. Nada le dice la totalidad, al menos hasta que la alcanza. Al artesano del golf podemos verle en el tee de prácticas haciendo el mismo exacto movimiento una y otra vez, cientos de veces, para que siempre salga igual. Artesanos me parecen, Henrik Stenson o Francesco Molinari. Son jugadores de movimientos ajustados al manual, que habitualmente no arriesgan. Obtienen réditos de tanta paciencia pero, cuando se les conoce, rara vez asombra alguno de sus golpes.

Entre nuestros compañeros de trabajo tenemos modelos de artistas y artesanos. En los equipos, lo mismo que en las empresas o en las relaciones familiares dependiendo de cuál sea la actividad son más necesarios unos u otros. En travesías duraderas, y la vida lo es, ambos son imprescindibles. Sabemos también por experiencia que no son estados puros y que nos se dan durante todo el tiempo comportamientos absolutamente artísticos o artesanales. De hecho muchos de los jugadores que admiramos han sabido aunar ambas capacidades para ponerlas en juego según lo requiera el momento. El mejor ejemplo contemporáneo es Tiger Woods.

En el reciente Scottish Open, vimos un artesano, Justin Rose, que se paseaba por el Top 10 hasta alcanzar sin aspavientos el primer lugar en el tercer día. En los primeros nueve hoyos de la última jornada desplegó un juego más artístico buscando con el approach y con el putt completar cada hoyo y el resultado fueron cinco birdies. Obtenida suficiente ventaja sobre sus perseguidores, se ajustó al procedimiento “Como Conservar el Liderato Sin Sustos” y a él se atuvo con un juego sobrio que le dio la victoria final. Colateralmente, además, recibió un plus de positividad en su ánimo para encarar el Open Championship que se juega esta semana. Está entre los favoritos.

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