Si hablamos de avances tecnológicos y como han afectado a distintas ramas del conocimiento y sus aplicaciones prácticas, rápidamente pensamos en telecomunicaciones, medicina o industria en otras. Pero en otras, como la arqueología los avances son sorprendentes y fundamentales aunque mucho menos conocidos.

Las nuevas tecnologías facilitan enormemente las tareas del arqueólogo, permiten cosas que hasta ahora no eran posibles en palabras de José María Álvarez, director del Museo de Arte Romano de Mérida, “somos clásicos, pero vamos con los tiempos”. No se trata tanto de la forma de presentación de piezas y museos, que también es importante como acabamos de ver en el recientemente inaugurado Museo Arqueológico Nacional de Madrid, sino en como mejora el trabajo de campo.

Ver lo que antes era imposible

Por ejemplo Walter Trillmich, director del Instituto Arqueológico Alemán señala como “hace poco, era difícil detectar los sistemas de centurización (método de organización de la tierra en la época romana), y ahora las tecnologías tipo GPS o los satélites nos facilitan mucho la tarea” este es uno de los claros ejemplos de cómo, sin olvidar nunca de las fuentes clásicas en las que emana la arqueología se pueden conseguir amplias mejoras que ayuden a aumentar nuestro conocimiento sobre nuestro pasado más reciente.

Otro ejemplo lo tenemos en la cartografía 3D, una pequeña revolución para los arqueólogos y sobre todo una forma de ganar tiempo. Antes de que llegara este tipo de tecnología cada muro y cada estrato se dibujaban a mano, ahora, con esta tecnología se tiene un soporte, rápido, con un tratamiento informático. En pocos minutos se tienen las fotografías y sólo queda tratarlas y transformarles en imágenes tridimensionales de alta resolución, con gran utilidad para los arqueólogos pero también para el gran público que pueden aumentar el conocimiento.

La arqueología es capaz de plantarse ante unas ruinas e imaginar su restitución en 3D, podrá ver por ejemplo donde se encontraban las diferentes habitaciones de una villa romana o cual era su utilidad donde antes no vería mucho más allá de un montón de piedras. Esto no sólo se extiende a los yacimientos sino también a la reconstrucción de piezas que de otra forma se hubiera perdido muchos de sus detalles.

Algunos inconvenientes

Por supuesto, también la tecnología ha creado algunos inconvenientes, no tanto para los profesionales sino también para los seguidores. Si nos remitimos a las fuentes, es fácil encontrar traducciones de textos clásicos en Internet, pero es difícil contrastar si la traducción es correcta o no. Ante la enorme proliferación de información disponible en la red, existen cada vez más problemas de seleccionar entre aquella correcta de la que no lo es.

Una buena solución la tenemos en la redes específicas académicas, en las que los profesionales, debidamente acreditados comparten documentos completamente validados que ayuden a cualquier otro investigador a realizar su trabajo.

A pesar de ello, la tecnología se ha convertido ya en una compañera inseparable en áreas de la arqueología tan importantes como el registro de campo y adquisición de datos, el tratamiento de los mismos y estandarización, la reconstrucción virtual y visualización, la educación patrimonial y comunicación y planificación de sostenibilidad en proyectos de patrimonio. En definitiva, facilitando y acercando el conocimiento a todos.