Estrenamos cuaderno de bitácora de verano. Nuestra singladura por carretera tiene como destino las Rías Altas gallegas. Concretamente la ría de Noya y Muros. Uno de mis yernos, José María, ha dado con la pista de un lugar ideal para degustar marisco. El pueblo donde nos dirigimos está en el municipio de Outes, así llamado por la sierra que encierra un bosque hermoso cercano al mar que confiere al paisaje una singular belleza, recordando algunos a los fiordos.
Nuestro objetivo es O Freixo de Sabardes, enfrente de Noia. Freixo es como se denomina en gallego al fresno, un árbol cuyas hojas al parecer fueron antiguamente un buen forraje. Quizás del que se alimentaban los caballos de las tropas romanas que hasta allí llegaron en su dominio de la Hispania, de lo que dan cuenta los restos de varios castros, que aún se conservan.
El lugar que buscamos como tesoro marinero de buen yantar es Pepe do Coxo. Pepe "el Cojo", el nombre y apodo al que respondía Juan de Paz, que en 1965, siendo juez de paz, decidió abrir el bar marinero que lleva su nombre. Ahora el que esta cargo del negocio es su hijo, José Suárez.
El edificio donde se encuentra está en el Paseo de Ribeira, cercano a la lonja. Es una casa normal que pasaría desapercibida. En la planta baja se encuentra la tradicional taberna gallega, vestida de recuerdos marineros y casi siempre llena de parroquianos acostumbrados a tomar sus vinos y cafés. También algunas mesas donde tapear.
El comedor se ha abierto en la planta superior como más detalle y más cuidado que la taberna de la planta baja. Aquí encontramos salvamanteles y vajilla más cuidados .Es un negocio familiar que une al de la restauración el ser uno de los pocos restaurantes donde existe una depuradora, que garantiza la calidad sanitaria del marisco, especialmente de los moluscos.
Les adelanto que vale la pena la visita pero vayan con paciencia. Esto es Galicia y estamos en verano. Hay que tener paciencia y esperar a cerrar la comanda y a que empiecen a desfilar los platos. Lo mejor es una copa de buen albariño para hacer más llevadera la espera. El propietario tiene a gala que "su género" procede de la Ría cercana o de la despensa natural de la tierra aledaña.
Según nos cuenta allí se recoge de octubre a marzo el berberecho, siendo sus habitantes los mayores productores de España. Pero estamos en agosto.
Comenzamos con unas almejas de tamaño terciado y de la variedad babosa, sacadas de los fondos de la ría con los tradicionales raños. Las tomamos crudas, con una gota de limón para despertarlas y ver como se conmueven en su concha. Son de magnifica carne y con esa textura que al principio ofrece una mínima resistencia a los dientes pero que después se abre tierna y jugosa.
Sucede los mismo con unas hermosas ostras recién salidas de la depuradora. Tienen un buen calibre. De la variedad edulis, la gallega. Estas las tomamos con su agua marina y su sabor a yodo que envuelve su carne.
José Suárez para demostrarnos las versatilidad del producto nos ofrece una probanza de uno de los platos estrella de la casa: la empanada de ostras. Se prepara primero un sofrito (zaragallada) que envolverá a las ostras dentro de la masa. Estas se unen a la mezcla crudas; así el agua que contiene el bivalvo hace que tras la cocción la ostra quede crujiente.
Le llega el momento a las nécoras. También de buen tamaño. En este crustáceo la carne blanca es sabrosa sin olvidarnos de otra más acuosa y de feo color que también tiene su encanto gustativo.
Media docena de barcos salen por la tarde noche aquí a por el calamar que preparan en salsa o a la romana. No faltan las centollas, los mejillones y las navajas en temporada.
Y los pescados. La lubina salvaje, adjetivo que le dan para diferenciarla de la de piscifactoría, se nota el sabor de la carne. Cuando el pescado es fresco y bueno, salvo salvajadas culinarias, está clara la diferencia.
Para justificar el viaje no olvidamos saborear un plato de carne. El jarrete estofado de carne de la raza rubia gallego es muy de la tierra y gana cocinado con verduras.
Insiste la patrón en no abandonar el barco sin degustar un postre. Y nos obsequia con una arroz con leche de estupenda hechura.
Hemos acompañado la comida con un buen albariño. Esta vez Pazo de Señorans, que nunca defrauda.
La tarde se echa encima cerramos el cuaderno y emprendemos viaje a las Rias Baixas, donde sin duda describiremos la siguiente singladura.
FICHA
Pepe do Coxo
Paseo de Ribeira, 70
O Freixo (La Coruña)
Tel: 981 765 198
Día de cierre semanal: ninguno en verano
Precio aprox: 35-40 euros