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EL FAQ DEL DÍA 22

Lotería de Navidad y el Gordo, cómo invertir si los sueños se cumplen

La suerte del Sorteo Extraordinario de Lotería reparte 2.240 millones de euros. Viviendas y coches, las principales inversiones. El oro es una opción a no descartar en preguntas y respuestas del lunes feliz

Hechosdehoy / Antonio Gallardo
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Ya está aquí el Sorteo de la Lotería más esperado, el de Navidad, el Gordo. Este lunes 22 de diciembre, muchos ponen sus ojos en Teatro Real de Madrid para saber donde caerá la lluvia de millones, principalmente el premio gordo de 400.000 euros al décimo -siempre antes de impuestos-. Pero después de las celebraciones toca pensar ¿Qué hago con el premio? Nos encontramos con diferentes alternativas, con sus pros y sus contras, para que los afortunados consigan el máximo rendimiento.
 
Las posibilidades de inversión vienen muy delimitadas por las diferencias existentes en cuantía. Si jugamos un décimo, 20 euros, el importe que ganaríamos si somos agraciados con el primer premio sería de 400.000 euros. Esta cifra se reduce hasta sólo los 125.000 euros en el caso del segundo y 50.000 en el caso del tercero. Todos estos importes son brutos. Tras pagar el impuesto del 20% sobre premios de más de 2.500 euros, el primer premio se reducirá a 320.500 euros netos, por el segundo 100.500 euros y por el tercero 40.500 euros.
 
Teniendo en cuenta estas cifras debemos realizar nuestra planificación, teniendo más libertad de acción cuanto más dinero ganamos, algo que sucederá casi exclusivamente con el premio gordo. Pero incluso con ello, es complicado que  podamos retirarnos del trabajo.
 
Partir de inversiones seguras
 
Lo primero que tenemos que hacer es reservar una buena parte del premio en inversiones seguras, que nos permitan un buen rendimiento, no arriesgando el capital y que nos ayude a cubrir cualquier imprevisto. La Deuda del Estado siempre ha sido una buena opción, pero este año, los descensos del precio del dinero, y especialmente el buen comportamiento de la prima de riesgo con bajadas importantes, le ha hecho perder casi todo su atractivo al reducirse la rentabilidad.
 
Si decidimos invertir en Deuda Pública nos encontraremos ahora mismo con tipos cercanos al 0% en las Letras del Tesoro, siendo sólo rentable al largo plazo. Así, según las últimas subastas, por cada 100.000 euros conseguiríamos al año unas ganancias -antes del 21% de retención vigente hasta el 2014, en 2015 se reduce al 20%- de 946 euros para los Bonos a 5 años, una cantidad que se eleva hasta los 1.840 euros brutos para las Obligaciones a 10 años y 2.842 euros al año si optamos por obligaciones a 15.
 
Con todo ello, se puede igualar el rendimiento de las Obligaciones con algunos depósitos, que especialmente para imposiciones importantes (más de 50.000 euros) nos permiten conseguir un 2,00% de interés TAE (2.000 euros al año) con plazos muchos más cortos que los 10 o 15 años de las Obligaciones.
 
Mayor riesgo, más rentabilidad
 
Estas cantidades pueden parecernos escasas, y por ello, podemos optar por invertir parte de nuestras ganancias por productos de más riesgo y más rentabilidad como son las acciones o los fondos de inversión. Pero si vemos el resultado de estos en los últimos diez años, la rentabilidad incluso de las categorías más arriesgadas de renta variable no alcanza la de la Deuda Pública actual. Y para conseguir mejores resultados, que superen ciclos malos como el que parece que estamos saliendo, hay que mantener la inversión en el Largo Plazo.
 
En este caso, las estadísticas nos ofrecen dos hipótesis. En Renta Variable Europea durante 10 años hubiéramos conseguido 3.730 euros de revalorización media anual. Y si hubiéramos optado por una categoría más arriesgada, Renta Variable de países emergentes, se hubiera elevado hasta los 8.360 euros al año, con la ventaja de no tributar hasta que realicemos la venta de nuestras participaciones.
 
El resultado en Bolsa es similar. El riesgo está en centrarse en algún valor o índice. En los últimos 15 años, con el IBEX 35, incluyendo dividendos hubiéramos obtenido 7.400 euros anuales.
 
Oro, pasó el mejor momento
 
Con unos precios parecidos a los del año 2010, y muy lejos de los máximos históricos del 2011, el oro ha perdido atractivo entre los inversores. Por ello quienes quieran invertir en el más noble de los metales seguramente no conseguirán grandes beneficios en el corto plazo y sólo deben pensar en el como refugio o inversión a largo. No obstante la caída del precio del petróleo y las turbulencias generadas en el rublo –con el miedo a un efecto contagio- pueden volver a llevar a un ascenso en su precio como valor refugio.
 
Eso sí, tenemos muchas opciones para adquirirlo. Comprarlo físicamente, con la desventaja del coste de custodiarlo. Eliminar esta desventaja comprando certificados de depósito. Invertir en empresas mineras, lo más cómodo, a través de fondos de inversión. O para los más osados, comprar futuros sobre el precio de este metal que cotiza en mercados organizados.
 
Pensemos también en la vivienda
 
Es la pregunta del millón ¿Es buen momento para comprar una vivienda? ¿Subirán más los precios? La vivienda es uno de los principales destinos de los premios. De hecho, un 41% de los españoles que juegan a la Lotería de Navidad invertiría su dinero en la compra de una casa frente al 31% que lo haría en un coche. El problema vuelve a ser el mismo. ¿Cuál es el objetivo de esta compra?. Si es usarla como propietarios o mantenerla en el largo plazo, aún tenemos buenas oportunidades por precios. Si es venderla rápidamente consiguiendo un beneficio, no es tan buena opción, ya que aun hay desequilibrio entre muchos fondos o propietarios dispuestos a vender y bastantes menos compradores.
 
En resumen, aunque la rentabilidad pasada no garantiza la futura, lo que queda claro es que podemos jugar con un mix de inversiones, tanto en tipo como en plazo y teniendo en cuenta que en estos momentos los activos sin riesgo (Deuda Pública o Depósitos) ofrecen una rentabilidad bastante exigua. Y por supuesto, no olvidarnos de la fiscalidad, ya que se mantiene la tributación del 20% para premios mayores de 2.500 euros.

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