El cuestionario de salud es cada vez más un requerimiento previo obligatorio que las compañías de seguros utilizan antes dela contratación de productos como los seguros de vida y también salud. La razón que ha llevado a esta obligación viene fundamentada en la delimitación del riesgo.
La Ley de Contrato de Seguro en su artículo 10 especifica: “El tomador del seguro tienen el deber, antes de la conclusión del contrato, de declarar al asegurador, de acuerdo con el cuestionario que éste le someta, todas las circunstancias por él conocidas que puedan influir en la valoración del riesgo” a lo que añade que “Quedará exonerado de tal deber si el asegurador no le somete cuestionario o cuando, aun sometiéndoselo, se trate de circunstancias que puedan influir en la valoración del riesgo”.
Es decir, el tomador está obligado a declarar las enfermedades presentes y pasadas y con ellas la compañía aseguradora valorará el riesgo que va a asumir, las coberturas y el precio que va a cobrar por ello. Esto conlleva otra consecuencia, que los propios cuestionarios de salud deben ser muy detallados, con preguntas concretas y sin ambigüedades. La consecuencia es que el usuario se encuentra que tiene que cumplimentar y firmar un largo y a veces complejo cuestionario, porque no hacerlo correctamente puede suponer unas consecuencias muy importantes para el asegurado.
Cómo debe ser el cuestionario y cómo hay que contestarlo
El cuestionario debe seguir unas reglas tan claras como importantes. La primera, es que las preguntas deben ser claras y concisas, nunca sujetas a interpretaciones y con una estructura clara. Es decir, siguen un orden que no debe romperse, no se mezclan preguntas sobre costumbres de salud con otras sobre historial médico o estado actual de salud, por todo ello, nos solemos encontrar con tres partes bien diferenciadas:
· Hábitos de salud: En esta parte hay preguntas sobre malos hábitos -consumo de tabaco o bebidas alcohólicas- así como otros más saludables –ejercicio físico-
· Historia médica: Preguntas relacionadas a enfermedades que haya sufrido, dolencias crónicas, intervenciones quirúrgicas, bajas médicas…
· Estado de salud actual: Qué tratamientos médicos tiene actualmente, si sufre alergias,…
Cómo hemos mencionado es importante que se conteste correctamente y de forma completa, por lo que en caso de duda debe dirigirse a la compañía aseguradora para que la aclare y solvente. Si el asegurado omite alguna información relevante, la compañía podría dejar sin cobertura algunos servicios o incluso, podría llegar a impugnar la póliza contratada. Para ello, la aseguradora debería demostrar que el tomador del seguro omitió esa información en el momento de firmar la póliza.
Antes de ello, tal y como indica el mencionado artículo 10 la compañía podrá “rescindir el contrato mediante declaración dirigida al tomador del seguro en el plazo de un mes, a contar del conocimiento de la reserva o inexactitud del tomador del seguro. Corresponderán al asegurador, salvo que concurra dolo o culpa grave por su parte, las primas relativas al período en curso en el momento que haga esta declaración”.
También la entidad puede, en función de las respuestas del cuestionario de salud, pedir informes médicos previos sobre una dolencia determinada o solicitar pruebas específicas sobre la misma.
Por todo ello, el cuestionario de salud es fundamental, no es una cuestión menor y se debe dedicar todo el tiempo y esfuerzo necesario para hacerlo correctamente.
