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UNA ÉPOCA DESCONOCIDA

La nociva novela histórica. Bizancio: El amor que no ciega sino que abre los ojos

Fue bonito y duró bastantes años pero un día, de repente, desapareció; lo que yo creía amor eran solamente impulsos primarios, necesidad de placer rápido y simple.

Hechosdehoy / Guillermo García Jiménez
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No puedo negar que alguna vez fuiste brillante o hasta genial, pero la mayoría del tiempo eras pueril y mentirosa. Me engañabas según tus intereses aunque, incluso sabiéndolo, yo te quería, me dejaba llevar. Me gustaba viajar contigo, a través de ti, con tus constantes locuras y sinsentidos. Te hacías querer cuando te interesaba, tan simpática, tan extrovertida, tan misteriosa, tan atractiva…

Noches en vela con luz mínima, envueltos con mantas en invierno o casi desnudos en verano tan cerca los dos, tú siempre arriba, con mis dedos dejando huellas de sudor al acariciar tu dorso y mis manos sujetando tu peso, sinceramente, a veces excesivo.

La novela histórica y yo tuvimos una hermosa y absorbente historia de amor pero un buen día descubrí lo nociva que puede resultar en exceso. Como le ocurrió a don Quijote con las de caballería, puede sorber el seso y hacerte confundir los molinos con gigantes o al revés. Aún así, hemos quedado como amigos. Algunas veces tenemos una cita, pero los dos sabemos que sólo será un encuentro meditado y fugaz, con suerte muy gozoso. Todavía recuerdo emocionado Sinuhé el egipcio, La mula, Las aventuras de Harry Flashman

Lo que me hizo romper radicalmente una relación tan fecunda y exuberante fue darme cuenta de que la Historia pura y dura sin novelar, bien escrita por gente experta que sabe de verdad y relatada de la manera menos compleja posible, es la mejor forma de disfrutar aprendiendo.

El libro que recomiendo en este post hace un resumen de una época bastante desconocida para la mayoría. Se titula Breve historia de Bizancio de Alianza Editorial y su autor, David Hernández de la Fuente, es especialista en antigüedad clásica. Con un formato de bolsillo y en apenas trescientas páginas, leemos un estupendo ensayo sobre un periodo transcendental tan apasionante como ignorado.

El Imperio Romano de Oriente o Bizancio duró hasta la toma de Constantinopla en 1453, donde se puso un punto final a un, en su mayoría, brillante milenio cuyo peso en el presente todavía hoy es superior de lo que creemos. Un relato riguroso pero muy entretenido donde encontramos personajes carismáticos, política, guerras, intrigas y conflictos religiosos en una civilización cristiana que fue centinela de la cultura griega y el derecho romano y que sirvió de puente entre el Medievo y el Renacimiento, entre Oriente y Occidente, con una enorme influencia en ambas.

No se puede poner ni una pega al libro. Para mí son especialmente interesantes las referencias a las cruzadas y a los mercenarios al servicio de la corona de Aragón, los vengativos y caóticos almogávares. También los enfrentamientos generados por dilemas teológicos y el aprovechamiento político de éstos.

Desde tiempos de estudiante siempre he sido aficionado a leer Historia por placer. Les aseguro que merece la pena comparar distintos puntos de vista y formar tu propia opinión de lo que todos formamos parte en mayor o menor medida y que es la mejor escuela, si tiene buenos alumnos, para no repetir errores.

Como prueba esta cita del cronista Nicetas Coniates que aparece en un capítulo. Seguro que les resulta interesante: "En todas las otras ciudades, la plebe es irreflexiva… pero en Constantinopla es particularmente tumultuosa, violenta y de conducta impredecible, porque la componen nacionalidades diferentes (…) La indiferencia respecto a los emperadores es mal endémico: hoy elevan a uno al trono legitimo y mañana lo derriban como a un criminal"

Pero lo mejor de todo es que el libro contagia la pasión con la que el autor siente la Historia, un adictivo amor que, al contrario del común, no ciega sino que abre los ojos.
 

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