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UN MONTÓN DE FRUSTRACIONES

Jim Furyk, la alegría de una victoria 100 torneos después

El Pájaro Loco, como también se le conoce, no ganaba desde 2010, pero siempre ha estado en los puestos de cabeza. Es un personaje muy querido por su combatividad y constancia.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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La constancia es una virtud propia de quienes han visto las cosas muy claras una vez y piensan que su meta es alcanzable. Se necesitan las dos cosas: la visión deslumbrante que fija el objetivo y la convicción de que se puede llegar a la cumbre. Y hay una tercera cualidad que es el motor: una voluntad indomeñable.
 
Mi amigo y socio de mi Club, Jaime de la V. y R.-S. es uno de esos sujetos que tiene bien dos de esas condiciones. Desde que tenía 17 años y vio la trenza de mi prima Margarita quedó – no era el único – deslumbrado por la más hermosa chica jamás vista. La segunda condición que adorna a Jaime era la de su voluntad firmísima. En lo que erró es en pensar que el objetivo – el amor de mi prima Margarita – estuviese a su alcance.

No. No lo estaba entonces y no lo estuvo nunca, ni en los guateques en casa de los Basterra, ni en la presentación en Sociedad – puesta de largo – en el Club de Golf de mi bella pariente, ni en los bailes veraniegos hasta las diez de la noche en el Club de tenis, ni, en fin, en ninguno de los subsiguientes episodios que jalonaron al vida de ambos. Jaime le enviaba notas que Margarita ni leía. Le mandaba recados con las amigas que ella no escuchaba. Hasta logró que sus padre lo enviaran a estudiar a Londres para estar más cerca de este bello ejemplar de la familia.
 

Una vez que perdí una partida de póker en la que el vencedor fue Jaime, me conmutó la deuda por una gestión amigable cerca de mi prima Margarita. Cumplí mi parte de un compromiso que me repateaba, pues siempre pensé que mi prima era sólo para mí.
 
.- Dime, Margarita, – le pregunté sin anestesia ni preámbulo, como de Bilbao de toda la vida – ¿tienes algo contra ese galán llamado Jaime de la V. y R.-S.? ¿Por qué no le aceptas siquiera un baile?
.- Quosque tandem, primus, abutere pantientia nostra! – me respondió cicerónica y con una mirada de ira parecida a la que el aquel abogaducho venal, autor de la frase, debió dirigir al patricio romano Lucio Sergio Catalina en el célebre discurso -. Primo: al último que esperaba yo ver haciendo de Celestina de ese sujeto eras tú. Te creía más inteligente –concluyó aquel hermoso rostro, alzando altiva la más preciosa nariz de la tierra.
 
Pero en mi estirpe también los hay constantes, así que me atreví a insistir.
.- Pero, Margarita: dame una razón, una sola para no concederle ni un baile.
.- ¿Una? Te voy a dar diecisiete: tú “amigo” Jaime es un pesado, cargante, pelmazo, bruto, fastidioso, molesto, seguido, cargante, lento, latoso, hartible, insoportable, soporífero, aburrido, estupefaciente, soso y empalagoso.
.- Mmm!
.- Y además es de La Real – zanjó la más bella de mis primas
Total que me llegué a la cafetería del Club y le di la triste noticia a Jaime.
.- Querido amigo, lo siento, pero todo esto está relacionado con el fútbol… Si al menos fueras del Athletic
Supe que el pobre diablo cambió sus colores y hasta pudo presidir al equipo de San Mamés. Pero, ni por esas. Pasaron los años y olvidé el asunto.
 
Lo olvidé hasta el viernes de Pre-Feria de Sevilla en la caseta de Feria de tía Alicia cuando por poco se me cae la copa de fino al suelo por la sorpresa: tras el potaje de garbanzos, veo que estaba allí Jaime y que – ¡atención! – saca a bailar a mi prima Margarita, la cual acepta con una sonrisa. “Se van batiendo / dos poderosas naves/ se van batiendo/ Una va al abordaje / la otra va huyendo”.
 
Con la de años que han pasado… Eso es constancia.
Me he acordado de la historia porque esta última parte casi casi coincidido con la victoria de Jim Furyk en el RBC Heritage.
 
Jim Furyk, apodado “The Grinder” (“El Molinillo”, por su singular finish del swing); también apodado “El Pájaro Loco”, ha tardado 100 torneos en conseguir volver a ganar. Tiene 44 años, pero tiene 44.000 toneladas de constancia, de tenacidad y juego consistente: por ejemplo, en 50 de esos 100 torneos sin premio ha ocupado puestos de Top 10. La diosa Victoria no le sonreía nunca desde que ganó tres veces en 2010, la última fue The Tour Championship by Coca-Cola; en ese año conquistó también la FedEx, el trofeo de la regularidad. Y, ahora, como en un viernes de Pre-Feria, en el segundo hoyo de desempate gana y, el inconmovible Jim suelta el putter: “Creo que era hora de alterarse, había un montón de frustraciones reprimidas”.
 
El fin de la travesía del desierto, es un premio para este buen profesional y para su único instructor, su padre, Mike. Y también es una señal para los jugadores que entrenan, compiten y ven lejos la cumbre.
 
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