Uno, el viento. Otro, el joven que desde hoy es nº 3 del Ranking Mundial de Golf: Rory McIlroy.
Ya lo anunciaba la Organización del Deutsche Bank Championship: la tarde amenazaba tormenta – qué raro en el PGA Tour – y se hacía necesario agrupar a los profesionales en partidos de tres y saliendo entre las 07:00 y las 09:00 horas por ambos tees: el del hoyo 1 y el del hoyo 10.
Se esperaban rayos, truenos y centellas. Se esperaba un caerse del firmamento en torrente líquido. Se esperaba la desesperanza y un viento superior a los 70 kms/hora; muy bueno para el windsurf en Tarifa y un ogro feroz para la práctica del golf.
Así, que el sabio adelanto de los horarios evito muerte (el rayo), pero dejó susto (el viento) que sin llegar a extremos de huracán sí obligaba a los jugadores a estar más atentos que un sordo cruzando una vía. Miraban a la copa de las coníferas. Se retiraban con su putt antes de golpear en el green para no incurrir en penalidad por bola movida. Debatían con su caddie como si éste fuera el técnico del Alinghi y en vez de Boston aquello fuera el Atlántico. Los fuertes estaban de suerte.
El viento quería ver un playoff y eligió el segundo, ese en que 100 son los invitados y 70 los que continuarán la fiesta desde el jueves en el BMW Championship.
El otro protagonista de la última jornada fue, cono decíamos, Rory McIlroy, que en este Deutsche Bank ha ido de menos a más. Y para prueba sus tarjetas de los cuatro días: 71-67-66-65.
El norirlandés, que no había pasado el corte ni en el US Open, ni en el PGA Championship y que quedaba 31º en el primer Playoff, The Barclays, ejerció ahora de líder mundial. Sereno, preciso y con la necesaria dosis de confianza cogió los trastos y entró a matar.
Lo siento por Paul Casey (-13) que salía en el partido estelar, aunque su segunda plaza le dispara en la clasificación FedEx Cup del puesto 59º al 10º. Lo siento por Kevin Chappell (-9) que tan a punto lo tuvo los dos primeros días y en el último hizo +2. Pero esto es golf y se juega así, con la naturaleza, con la habilidad y dicen que con la suerte.
Y lo siento por Sergio García (-6) que en el torneo quedó muy justito: 24º. La buena noticia para él es que, dada la actuación de los demás, ha pasado del 28º al puesto 25º en la clasificación de la FedEx Cup; es decir, con plaza hasta el último torneo de los playoffs si juega los próximos torneos sin infligir daños irreparables a sus tarjetas.
Y tenemos que hacer una coda gloriosa para dos jugadores también venidos del Noreste – del Noreste de Argentina -: los dos de la misma provincia: del Chaco; los dos de la misma ciudad: Resistencia, y los dos con una entrada triunfal en la élite del golf de 2016: Fabián Gómez (-10) y Emiliano Grillo (-5).
Fabián ha terminado 5º empatado en el Deutsche Bank, lo que le lanza como un cohete en la FedEx Cup del puesto 48º al 32º. Emiliano terminó 33º en TPC Boston, pero su trayectoria en el PGA Tour le mantiene en el 8º puesto de la FedEx Cup. Y es su primer año en el más importante circuito de golf del mundo mejor.
Esto de ahora le parecerá un sueño al chaqueño. Probablemente ganar la FedEx Cup puede parecer al joven algo como el día del arquero, que dicen en su pueblo, ese sueño que nunca se cumplirá; pero él está en el camino y, amigo, eso no es vivir en la distancia.
Además…”A qué le llaman distancia/ eso me habrán de explicar/ sólo están lejos las cosas/ que no se saben mirar”, que cantaba el también argentino, Atahualpa Yupanqui.