Si decimos que la tecnología sigue moviendo buena parte de la economía, no estaríamos diciendo nada de lo que muchos conozcan o intuyan. Sectores como programación, software, aplicaciones… están generando miles de puestos de trabajo y creando cientos de nuevas empresas que si son exitosas acaban siendo compradas por algún gigante (véase lo que ha pasado con Microsoft comprando Minecraft).
Y es que las grandes empresas siguen acaparando mercado y luchando codo a codo en múltiples frentes por hacerse con un pedazo de la suculenta tarta que es el mercado tecnológico. Ejemplos, tenemos muchos, por ejemplo, Apple con su exitoso iPhone 6 que ha vendido 10 millones de unidades en Estados Unidos en unos pocos días, intenta recuperar parte de la cuota de mercado perdida especialmente de la mano de Samsung.
Mientras, Microsoft intenta ganar cuota en los mercados de las tabletas dominados con Apple y sus iPads de la mano de la Surface 3. Microsoft es sin duda uno de los gigantes con más frentes abiertos, ya está ultimando su estrategia de Navidad de su consola Xbox 360 frente a la PS4 de Sony pero principalmente prepara una estrategia defensiva frente a uno de sus más enconados competidores Google, que amenaza su principal mercado, el del software.
Cambio de imagen y algo más
Amitabh Kumar "Amit" Singhal, es la persona encargada desde Google for work (que ha sustituido a Google Enterprise) en buscar, si no destronar a Microsoft, al menos hacerse con un jugoso pedazo de su cuota de mercado en aplicaciones informáticas (valorado en 300.000 millones de dólares) como Outlook en la gestión de correo y Office en general, todo ello de la mano de su nuevo concepto de ordenador, los Chromebooks.
De momento los intentos de sustituir programas como Excel o Word han sido bastante infructuosos especialmente en el segmento de grandes compañías, una tendencia que quieren cambiar, utilizando como palanca el sistema de correo electrónico Gmail y el almacenamiento en la nube. En este punto, Google Drive For Work, está captando 1.800 usuarios a la semana en un segmento de negocio muy complicado con rivales como el propio Microsoft, Apple o Amazon. La mejor forma de entrada es vía precio, y en este sentido, Google ha llevado a cabo una estrategia de mercado muy agresiva ofreciendo un espacio de almacenamiento a un bajo coste que ha llevado a que por ejemplo Amazon ya haya bajado sus precios.
Pero el verdadero reto está en hacerse con el mercado de procesador de texto, hoja de cálculo y correo electrónico, que domina Microsoft con autoritarismo tras ir “eliminando” desde hace años grandes herramientas como fueron WordPerfect, Lotus 1,2,3 o Notes. El concepto de abrir tu documento en cualquier lugar, plataforma o equipo es una gran ventaja, pero lo es más que tenga todas las funcionalidades de creación y edición, algo en que aún fallan estas “apps for work” que las han convertido en muchos casos en una forma “socorrida” parar abrir y manejar nuestros documentos cuando no tenemos nuestro ordenador delante y poco más.
Y Microsoft contraataca contra el Chromecast
El desarrollo de Google for work es fundamental para el éxito de una nueva generación de ordenadores de bajo rendimiento con las aplicaciones colgadas en la nube. Microsoft mientras tanto contraataca frente a una de las apuestas de Google, el Chromecast, el dispositivo conectado a un puerto HDMI permite desde tu móvil enviar música, películas o programas online favoritos a tu televisor con tu smartphone, tablet o portátil, todo ello con un precio muy competitivo.
El nuevo accesorio de Microsoft permitiría reproducir todo lo que se muestre en la pantalla del ordenador, sin límites, gracias a la conexión Miracast, un tipo de protocolo que permite el intercambio de archivos de forma inalámbrica formado por conexiones de Wi-Fi Direct, algo parecido a lo que sucede con el Bluetooth y que por supuesto está integrada en los dispositivos Windows 8, y 8.1 pero también es un protocolo compatible con smartphones y tabletas con Android.
La guerra entre dos titanes está servida, esperemos que los usuarios no sean víctimas sino beneficiarios.
