Mientras Alphabet presenta unos resultados extraordinarios y ya vale en Bolsa más que Apple, la próxima jugada se dirige hacia la línea de flotación de su rival, competir en móviles y tomar el mando.
Los seis años que han transcurrido desde la presentación del Nexus One de Google han sido la crónica de un fracaso. El teléfono tenía potencial pero en ningún momento compitió con los modelo líderes, especialmente los iPhone de Apple. ¿Qué puede cambiar ahora? Google se centrará verdaderamente en ellos, no dejará que otro fabricante controle el modelo, se creará dispositivos 100% Android en el que ya no habrá ninguna influencia externa. Es decir, copiará el modelo de Apple.
Con todo ello Google dirigirá todas las decisiones tomadas en lo que a sus dispositivos Nexus se refiere, desde diseño, hasta software, pasando por desarrollo y distribución de los terminales. Con todo ello, de eliminarían los logos de las marcas que, hasta ahora, se han encargado del proceso de fabricación, por lo que quedaría únicamente el distintivo de Nexus. Sin embargo, aunque Google maneje la mayoría de los aspectos de producción, no va a enfrentarse a esta tarea sola.
¿En qué consiste esta nueva forma de producción?
Los nuevos Nexus seguirán teniendo pantallas de Samsung, chips de Qualcomm, cámaras de Sony o memorias de cualquier otro. Google no va a comenzar a fabricar componentes cuando otros fabricantes ya lo hacen por él. Va a ensamblar sus terminales Nexus a base de piezas de otros para así garantizarse un mayor porcentaje de los beneficios y, sobre todo, la producción.
La jugada se basa en el control de la producción que unido al mayor conocimiento del software debería dar lugar a los teléfonos Android más completos.
En su momento ya se habló de un programa de terminales Premium, de una serie de fabricantes elegidos, que formarían parte de una élite en Android. Ya ha habido intentos de crear este tipo de terminales, pero si exceptuamos los modelos más altos de Samsung, no han llegado a buen puerto. Con esta nueva táctica Google será capaz de fabricar un producto capaz de rivalizar con el iPhone, una espina que la tecnológica mayor del mundo quiere quitarse.