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BRILLANTE MEZCLA DE GÉNEROS

El talento emergente de Ben Affleck explota en “Argo”, una intriga sólida y lograda

Tras apuntar muy buenas maneras como director en "Adiós pequeña, adiós" y "The town", el actor confirma sus cualidades en su mejor película, un filme prácticamente irreprochable.

Hechosdehoy / Jaime Soteras
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Tal vez el espectador medio no sepa que Argo es la tercera película de Ben Affleck como director. Sus dos primeros trabajos, las más que interesantes Adiós pequeña, adiós (2007) y The town (2010), pasaron un poco desapercibibidos por la cartelera española. Sin embargo, en aquellos filmes ya se podían apreciar algunos rasgos que empiezan a constituirse como las señas de identidad de su cine, desarrolladas en el marco de argumentos intrigantes y policiacos.

Sus historias están sólidamente estructuradas y resueltas; trabaja mucho el montaje, dotando a sus cintas de un acertado ritmo narrativo acorde con el suspense y la emoción. Al mismo tiempo se preocupa de los conflictos humanos de sus personajes, les sabe dotar de entidad y aristas dramáticas y maneja con muy buen temple la dirección de actores. Sabe elegir a sus intérpretes y se rodea de un equipo artístico más que competente.

Todas las cualidades apuntadas con anterioridad por Affleck explotan con admirable precisión en Argo, una obra original y a la que merece la pena dedicarle atención y reconocimiento. Hollywood, ávido de jóvenes talentos patrios, parece haber encontrado en este intérprete, de dotes muchas veces cuestionadas e inclinado hacia el cine más comercial, un valor seguro para sus producciones futuras.

Si bien sus primeras cintas estaban ambientadas en la actualidad, con Argo Affleck viaja a la época de la Revolución de 1979, que concluyó con la instauración de la república islámica en Irán liderada por el ayatolá Jomeini. A raíz de las revueltas acaecidas en el país, grupos de ciudadanos tomaron la embajada estadounidense y secuestraron a muchos funcionarios. Sin embargo, seis de ellos consiguieron escapar y se refugiaron en la sede de Canadá.
 
El guión de Chris Terrio, aún partiendo de la perspectiva estadounidense, resulta muy honesto en el tratamiento histórico del conflicto. Sabe resaltar los méritos de sus vecinos del norte en lo ocurrido y no elude la responsabilidad de Estados Unidos en el desencadenamiento de los acontecimientos motivado por la acogida del sha Mohammad Reza por parte del gobierno de Jimmy Carter. A raíz del confinamiento de los funcionarios en la embajada canadiense, la CIA tuvo que poner en marcha un plan de urgencia para sacarlos del país.

Lo que empieza como un thriller político se desarrolla después como una comedia en torno a la industria del cine, ya que el plan ideado por Tony Mendez (al que encarna Affleck) consiste en hacer pasar a los rehenes por un equipo de rodaje de un filme ficticio cuyo objetivo es buscar localizaciones en Irán para poner en pie una cinta de ciencia ficción, de unos tintes absolutamente descacharrantes. Al mismo tiempo, se nos presentan de fondo los problemas personales de Mendez, alejado de su mujer y con un hijo al que no presta toda la atención necesaria. Es quizá la parte peor resuelta del conjunto y queda excesivamente recargada en el epílogo.

Gracias al gran trabajo de Alan Arkin y John Goodman como los profesionales del mundillo de Hollywood a los que se encarga todo el entramado de puesta en marcha del falso filme (titulado Argo), desde su guión hasta la campaña publicitaria, la película dosifica perfectamente los momentos desenfadados de la trama con otros más graves (la angustia de los encerrados, principalmente).

El triunfo

La mezcla de géneros es el aspecto más original y remarcable de esta historia, pues queda resuelta con admirable y elogiosa precisión. Y no por estar precisamente exenta de riesgos (cabe recordar el montaje paralelo con el que el realizador se atreve a equiparar la cómica lectura de guión ante la prensa de los extravagantes personajes de Argo con el ajusticiamiento de los ciudadanos secuestrados por los soldados iraníes llevándolos al paredón).

El conjunto es tan sólido en todos sus ángulos que, afortunamente para Ben Affleck, su trabajo como intérprete se queda en testimonial. Y es que el Affleck actor no consigue estar a la altura en ningún momento del Affleck director (cosa que sí ocurría en The town). Pese a que con los años ha sabido alejarse de productos de interés escaso en pos de papeles más complejos (resolvió bien sus roles en Hollywoodland y La sombra del poder), esta vez vuelve a incorporar a un personaje meramente funcional, pero que sirve bien de trampolín para la narración.

Por todo esto y más, Affleck se encuentra muy bien posicionado en el inicio de la campaña de premios de cine en Estados Unidos. Y nadie podrá reprochar nada si Argo resulta galardonada, más allá de que la calidad de su rivales pueda ser superior. Estamos ante un filme entretenido, interesante y eficazmente resuelto. En los tiempos que corren, no se puede pedir más.

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