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SIEMPRE EL MISMO

Con todo por decidir, Justin Rose (-12) en puesto de Medalla de Oro

A falta de una jornada, el inglés tiene a un golpe a Henrik Stenson y a tres a Marcus Fraser. Rafael Cabrera Bello (-5) es el español mejor situado. Sergio García (-2) sin opciones reales.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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En  el Top 10 del torneo olímpico de golf hay once jugadores. Hay de todo, como en botica. Hay para elegir. Diez diestros y un zurdo, Bubba Watson; hay americanos del Sur (Emiliano Grillo) y del Norte (Bubba Watson y Matt Kuchar), europeos de Suecia ( Henrik Stenson y David Lingmerth), de Inglaterra (Justin Rose), de Finlandia (Mikko Ilonen), de Francia (Gregory Bourdy) y de España (Rafael Cabrera Bello). Bueno no hay ninguno de África pues el único sudafricano, Jaco Van Zyl, está muy retrasado; y el primer asiático, el tailandés Kiradech Aphibarnrat, es duodécimo.

Pero eso, la variedad es absoluta en el campo junto a Río de Janeiro. Es algo muy diferente y pintoresco en comparación con lo que se ve en los circuitos profesionales donde hay cierta uniformidad. Si uno piensa en el European Tour o en el PGA Tour, la imagen que se nos presenta es la de jugadores siempre los mismos que juegan de manera muy semejante, aunque tiene sus excepciones.

Pero el color olímpico ha desteñido en matices juveniles las calles del recorrido. Y en esos matices se reconoce que no se compite por una premio en metálico, sino por los colores de una bandera, la de la nación, y por los colores de la gloria personal que pueda otorgar un medalla o un diploma olímpico.

También es joven el campo olímpico de golf ubicado en la Reserva de Marapendi. Y se le nota. El diseño es variado, con dificultades de arena que son bunkers y otros de tierra que no son bunkers. Destaca la ausencia casi total de árboles, flores y arbustos. Tal ausencia vegetal le da un aire entre links y campo de la Europa nórdica. Naturaleza pelada en la que pese a la cálida imagen que se tiene de Brasil se ha pasado hasta frío, con la lluvia presente en algunos horas y el viento que arrasa el juego y la paciencia de los olímpicos luchadores.

En la tercera jornada, el luchador Sergio García, uno de los que mencionó lo del frío brasileño, tenía que hacer un recorrido de escándalo, un -10,  para tener opciones de medalla. Y no lo hizo. Más al contrario, su prometedor comienzo con birdies en los hoyos 3, 5, 9 y 10, quedó sumergido en la decepción con un doble bogey en el hoyo 13 y un bogey en el siguiente. Mal día en oficina donde entregó un tarjeta de -1 en el día para un total de -2 y quedar aparcado en el puesto 22º a 12 golpes del líder.

El otro español, Rafa “Nunca-Me-Rindo” Cabrera Bello, superó el golpe de otro precoz doble bogey en el hoyo 4, para terminar al par, -5 acumulado y salvar sus muebles cariocas. Está a 7 golpes del Oro y a 4 golpes del Bronce.

Y ya que hablamos de medallas, el que ha hecho méritos para colgarse la más dorada es Justin Rose (-12) con 65 golpes en el día para liderar la pizarra. En puesto provisional de medalla de Plata está Henrik Stenson (-11) y en el también provisional de medalla de Bronce, está el australiano Marcus Fraser (-9).

Lo de provisional en golf  nunca es sólo un modo de hablar. El éxito en golf es como la vida: entitativamente efímero. Un amor de verano tiene bastante mejor pronóstico que la clasificación de un sábado en un torneo de golf. Incluso se dan casos de llevar -7 en el hoyo 15 y hacer 25 golpes en los tres últimos hoyos para acabar con una mediocre tarjeta.

Eso da emoción a la vida y propósito a la emoción. Las cosas pueden cambiar. Por ejemplo, Justin Rose, que como decimos más arriba, lideraba el sábado la clasificación, pudo lograrlo gracias a algo tan inusual como dos eagles prácticamente seguidos, hoyos 3 y 5.

No hay que desmerecer el juego del británico que se está tomando las Olimpiadas con la seriedad de un general contra las tropas de Napoleón: tiene estrategia, tiene contención, tiene flema, tiene técnica y por lo que se ve, también tiene sentido del humor paciente: no se entiende de otra manera que soporte sin una interjección la florida inserción institucional que luce su polo de golf.

Se trata de un perfilado del escudo del Reino Unido con los soportes de las figuras del león coronado de oro y, del otro lado, el dragón de gules. Pero bien pensado, dragón y león son dos buenas imágenes también para acometer lo que le queda de Juegos Olímpicos. Y para alzarse con la medalla de oro quizás le bastaría con atenerse al lema que abraza el escudo británico: “Semper eadem” (Siempre el mismo).

Todo ello con permiso de sus compañeros competidores, claro está.

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