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TIEMPO Y OPORTUNIDAD

Turquía: días decisivos de Shane Lowry y Kiradech Aphibarnrat

Mientras el PGA Tour está en Las Vegas, el Circuito Europeo está por el turco golfo de Antalya, en el Regnum Carya Golf, en las últimas series antes de los mazapanes. Mucho en juego. Mucho por decidir.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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Terraza Oeste de la Casa Club. 18:30 horas de un sábado de gran torneo. Los equipos se han retirado a descansar. Mañana jornada final. Mañana día decisivo. ¡Cuánta importancia damos a los días de decisivos! No acabamos de convencernos de que no hay más día decisivo que el tenemos entre manos.

En el golf de competición no hay diferencia sustancial entre el día primero y el cuarto y último. Siempre es lo mismo: 18 hoyos que hay que hacer en el menor número de golpes. La única diferencia es que en la cuarta y última jornada ya no quedan días para la enmienda. Y según avanza la ronda menos hoyos. Hasta que en el hoyos 72 no queda ninguno.

Sí, todos los días son esencialmente iguales, pero relativamente diferentes. Relativamente ya que hacen relación al tiempo y la oportunidad. Hay más cartas echadas al final que al principio. Pero el final es hijo del principio. Las cartas están en la mesa porque nos las echaron los otros. O porque fuimos nosotros quienes las pusimos en juego. Ya no importa.
Lo que importa es coger el presente por la parte del mejor pasado. No llorar sobre la leche derramada.

En golf como en la vida nada está perdido definitivamente. O eso que llamamos perdido es el nombre actual y oscuro de una nueva oportunidad. En el golf y en la vida hay cosas a las que dijimos adiós. Puertas que se cerraron. Luego, quizás ahora, descubrimos  que se abrió una puerta para decir hola.

Hay ejemplos personales que no son para escribir. Y hay ejemplos de la historia y de la invención y el progreso donde el error fue un colosal acierto. Cristóbal Colón iba a la India.

El post-it nació en 1970 de un mal pegamento ideado por Spencer Silver. Y así los Rayos X, el microondas, el teflón o la sacarina: todos felices hallazgos nacidos de distintos fracasos.

Lo mismo que la penicilina, que un científico escocés, Alexander Fleming (1928) descubrió a partir de un moho de mal aspecto y peor color que había infectado una de sus placas Petri, matando a la bacteria estafilococo que cultivaba dentro de sus estudios.

Por eso si un día, como yo esta semana, usted sólo hace 17 puntos Stableford, y ve un moho verdoso en su swing, le recomiendo que coja un libro y se venga a la Terraza Oeste de la Casa Club. O mejor, allí mismo ríase con sus amigos del mal juego, de la bola al agua y de la vida y sus errores.

Miremos lo que le pasó, lo contamos la semana pasada, a Justin Rose. Andaba medio perdido en esta temporada y de pronto un domingo se puso las pilas y realizó la mayor remontada de la temporada para ganar su decimoséptimo título WGC HSBC Championship. El inglés estaba a ocho golpes de Dustin Johnson y, en términos coloquiales, le robó la cartera en el Sheshan International Golf Club.

Esta semana en los dos grandes circuitos del golf mundial vemos esas sombras de ansiedad porque el temido día definitivo, el domingo abre puertas o lancea depresiones.
En el PGA Tour un californiano, J.J. Spaun, lidera la tabla del Shriners Hospital Children Open. ¿Es decisivo para él ganar? Pues usted y yo diríamos que sí, porque su mejor puesto en la temporada es un 34º (Sanderson Farms); porque desde que se hizo profesional 2012 no ha ganado nunca en Estados Unidos; porque ocupa el puesto 97º del Mundo; porque tiene que mantener a un equipo y sólo lleva ganados 20.353 dólares.

En el European Tour son dos los nombres que lideran el Turkish Airlines Open: Kiradech Aphibarnrat y Shane Lowry. ¿Qué hay decisivo en estos grandes del golf europeo? Por de pronto que ninguno de los dos ha ganado este año; el tailandés tiene tres victorias en su paso por el Circuito, pero este año nada de nada y está en el puesto 97º del Mundo y 22 en la Carrera a Dubái. Sí: una victoria le haría terminar la temporada europea en lo alto y, quién sabe, con posibilidades de hacerse con el premio a la regularidad. Difícil.

El irlandés estuvo casi a punto de ganar en Valderrama, pero se le cruzaron los cables, la bermuda y un chico de Castellón y acabó 7º. No lo hizo mal. Pero si uno está como él en el puesto 93º del Mundo y 62º en la  Carrera a Dubái algo decisivo ha de hacer. ¿Será en Turquía? Pasión no le falta en ese corazón.

Hoy llovía en la Terraza Oeste de la  casa Club y mirando el magenta del atardecer otoñal pensaba en que la vida, mientras la gozamos, está en nuestras manos. Lo decisivo, amigo, está por llegar y a lo mejor conseguimos que haya paz, buen juego y horizontes de más colores.

No es lo que nos ocurre; es lo que hacemos con lo que nos ocurre.

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