Dustin y Justin: ahí, entre estos dos, se dilucidaba el WGC HSBC Championship.
La víspera todos dábamos por descontado que el americano, que llevaba una diferencia más que notable a todos los demás, conquistaría por segunda vez este trofeo del Campeonato del Mundo que se juega en Shanghái, China. Es el número 1 del Mundo y la lógica estaba de su parte.
Por parte del inglés es casi seguro que no salió a ganar. Él tendría que hacer ocho golpes menos que el líder para empatar y nueve para ganar: reducir un golpe de diferencia cada dos hoyos. Seguro que a Justin Rose ni se le pasó por la cabeza.
Aunque enseguida (hoyos 2 y 3) hizo dos birdies, lo cierto es que su impulso se truncó con un bogey en el hoyo 6. De nuevo birdie en el 7, pero dos bogeys en los hoyos 8 y 9 para terminar al par los primeros nueve hoyos de la ronda final. En esos nueve Dustin ya acumulaba dos bogeys.
Pero un aún así cabían pocas ilusiones. Un dato: la media de birdies en las tres anteriores rondas era de siete. ¡Cómo no iba a hacer Dustin Johnson ningún birdie en la ronda final. Pues no lo hizo, y cometió tres bogeys. Total +5.
No es de extrañar la cara de alegría de Justin Rose al terminar su recorrido en este Sheshan Golf Club. La tortilla había dado la vuelta y era ahora el americano quien tendría que hacer su último esfuerzo. En el hoyo 18, par 5, venía obligado a hacer un eagle si quería forzar un desempate. Tiró de dos a green y su bola se pasó de green para acabar en el agua. ¡Vaya día!: para olvidar.
Justin Rose alcanzaba así su décima victoria en el Circuito Europeo, saltaba a la tercera posición de la Carrera a Dubái y ponía un pie de oro en la historia de las remontadas en una última jornada de un torneo de golf.
La historia de la remontadas (y de las “desmontadas”) en golf tiene nombres para la memoria (o para el olvido). El caso más sonado es el de Van de Velde. Llegaba líder al último hoyo (par 4) del British Open de 1999. Le bastaba hacer doble bogey (dos sobre par) para levantar la famosa Jarra de Clarete. Era cosa hecha, pues ya le había hecho birdie a ese mismo hoyo. No cogió green con su segundo golpe que se fue a un rough de hierba espesa. El tercero lo tiró al agua. Para no perder un golpe por penalidad Van de Velde se descalzó, se remangó los pantalones y se metió en el agua. Luego, al ver que era casi imposible golpear la bola, decidió droparse, sumar un golpe de penalidad y golpear su quinto golpe que fue al bunker.
Hizo el approach con el sexto golpe para embocar en el hoyo con el séptimo. Tuvo que jugar el desempate con Paul Lawrie y el estadounidense Justin Leonard; Van de Velde perdió el desempate y quedó segundo, cuando unos minutos antes le esperaba la gloria, la Jarra de Clarete y una montaña de libras esterlinas. Todo sucedió en un sólo hoyo.
Otra remontada muy sonada fue la que vistió por tercera con la chaqueta verde de Augusta a Sir Nick Faldo. El inglés le remontó a Greg Norman seis golpes en el Masters de 1996. El “Tiburón Blanco” con 78 golpes en la última jornada hizo 11 golpes más que Faldo.
El noveno y último de sus majors lo consiguió Gary Player cuando ya tenía 46 años tras remontar 7 golpes en la última jornada del Master de 1978, superando por un golpe a Rod Funseth, a Hubert Green, líder de las tres primeras jornadas, y a Tom Watson.
Con todo, la mayor remontada del Masters de Augusta pertenece a Jack Burke Jr. y data de 1956, cuando logró superar los ocho golpes de desventaja que tenía con Ken Venturi.
En el Circuito Europeo, en el BMW PGA Championship 2017, Alex Noren arrancó el último día a siete golpes de la cabeza, pero con una sensacional vuelta de 62 (-10) que igualó el récord del West Course de Wentworth- Alex Noren (-11) completó la remontada más importante de la historia del BMW PGA Championship y ganó el torneo con 2 golpes de ventaja sobre Francesco Molinari (-9).
Ahora ha sido Justin Rose el que ha protagonizado una gran jornada, que también nos recuerda la gran remontada en la que él también participó. Era por equipos, era en 2012 y era en la Ryder Cup. Fue el conocido como el Milagro de Medinah cuando en la jornada final de los partidos individuales el Equipo Europeo remontó en la última jornada un 6-10 en contra a EE.UU. al sumar 8,5 puntos de los 12 individuales, para acabar venciendo 14,5-13,5.
Sí, ahora ha sido Justin Rose quien ha vencido porque ha luchado. Y lo hace en China, donde parece haber escuchado la voz de Mao Tse-Tung, el de La Larga Marcha, repitiendo aquello de que “hay que luchar y seguir luchando aunque solo sea previsible la derrota”.