1. Inicio
  2. Opinión
  3. Comunidad de blogueros
  4. Tres ingleses lideran el DP World de Dubái: Fitzpatrick, Hatton y Rose

PACIENCIA Y CUIDADO

Tres ingleses lideran el DP World de Dubái: Fitzpatrick, Hatton y Rose

La vuelta más espectacular, -9, la dio Tyrrell Hatton. A Jon Rahm (-7) con -4 en el día,  solo le separan del primero. Todo abierto. El trofeo Carrera a Dubái es de caza mayor.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
fjrigjwwe9r1_articulos:cuerpo

Caía la tarde en malvas y púrpuras. La luz de sol se apagaba por el horizonte. Un viento del noreste enfriaba el aire, haciendo huir hacia el abrigo de los arbustos a los gorriones comedores de migas. La Terraza Oeste de la Casa Club había dejado de ser un lugar apto para la serena tertulia.

Mi prima Margarita y yo la abandonamos para refugiarnos en el interior. Fue levantarse ella y docenas de miradas se dirigieron hacia nuestra mesa. Me resultaba asombroso la cantidad de señores socios que habían aguantado el frío. ¿Y todos esos que se quejaban días atrás de la baja temperatura del campo de golf? Pues allí estaban de guardia.

Y más asombroso -o no- fue que, como impulsados por un resorte, se levantaran aquellos caballeros casi al vez que nosotros y nos siguieran a los salones de la casa.

Margarita sonrió por la comisura izquierda mientras veía de reojo los movimientos de migración masiva de seniors, y no tan seniors, hacia los mullidos sofás interiores intentando no perderle a ella de vista.

La zona de estar que Casa Club destina a los señores socios es amplia, aunque alejada del clásico living room. Más bien es un hall desplegado en la primera planta alrededor de la escalera principal. Personalmente,  y más cuando voy acompañado de la más bella de mis primas, prefiero los ambientes menos expuestos a la curiosidad, si entienden lo que quiero decir.

Tomamos asiento en un sofá color salmón marinado cerca del Salón de Juegos. Margarita pidió al camarero un descafeinado y yo, por eso de hacerle compañía, un ron Dos Maderas con Coca-Cola light.
.- Prima, ¿has visto algo del torneo de Dubái? – le pregunté cuando llegaron las bebidas.
.- ¿Del DP World Championship Dubai?
.- Yes, my lady.
.- Pues no.

.- Está de lo más emocionante – le informé-; y después de la segunda jornada Jon Rahm ya está sexto a tres golpes del líder.
.- Y ¿el líder es…? – dejo caer mientras daba vueltas con la cucharilla al azúcar de su café. Desde un sofá cercano un viudo, hándicap 19, giraba las órbitas de sus ojos al ritmo de la mano de Margarita. ¡Puf!, parecía hipnotizado. A lo mejor lo estaba.

.- El líder es Matthew Fitzpatrick con -10. Pero, ¿sabes qué? Le sigue a un golpe Tyrrell Hatton y a dos Justin Rose. Los tres de arriba son tres ingleses – le indiqué resaltando con énfasis esa coincidencia de origen.
.- ¡Qué curioso! – exclamó la más bella abriendo sus ojos que iluminaron la sala de manera tal que provocaron el choque frontal entre la bandeja de gintonics de un camarero y la oreja derecha de otro señor socio soltero, hándicap 12, ninguno de los cuales miraba al frente sino a nuestra mesa.

Cuando se rehízo una relativa calma, pregunté a Margarita, que permanecía impasible como una Palas Atenea de la Casa Club.
.- ¿Qué decías que era curioso?
.- Tres ingleses…
.- Hay  muchos en el golf – respondí rápido.
.- Déjame terminar, leñe – exhaló, para continuar sin interrupción-; mira lo que estoy leyendo.
Extrajo su tablet de bolso para enseñarme su libro electrónico, porque Margarita siempre está leyendo libros electrónicos; rara vez le veo con volúmenes de pastas de cartón y hojas de papel.

Y pude leer el título “Aventures de trois Russes et de trois Anglais dans l’Afrique australe”, Jules Verne. Y esa es otra: esta chica no hay libro que no lea en versión original.
.- Tres rusos y tres ingleses… – le sonreí y añadí – esa si que es una coincidencia. Aunque en la novela de Julio Verne esos tres británicos eran científicos que en 1872 se adentraron en el  África profunda buscando la medida de un meridiano de la tierra…
.- Sí, primo sí: pero era una aventura. Además uno de ellos, John Murray, era un avezado cazador de grandes piezas.

En eso estábamos cuando Margarita se levantó y alejó unos pasos para saludar a una dama, amiga de tía Alicia. Yo me quedé pensando que para estos profesionales del golf la Carrera a Dubái es una experiencia tan excitante como fue entrar en la selva o en el desierto de Kalahari a los tres rusos y al Coronel Everest, a William Emery y al propio Sir Murray. Por no hablar del  guía local Makum.

Queda un fin de semana en el que tendrán que afilar sus mejores capacidades de caza mayor. Así se lo comenté a Margarita en cuanto volvió a sentarse.
.- Pues si que es cierto. Y es curioso que lo digas – movió sus delicados dedos por la pantalla de su tablet; luego se detuvo para traducirme un fragmento de conversación entre el guía y el cazador-: Empieza hablando Mokum:
“Desde luego, Sir Murray. La caza de los grandes animales es toda una ciencia, y es preciso conocer muy bien el país, las costumbres de los animales, los lugares por donde pasan… Después de conocer estos detalles, hay que ir tras ellos durante muchas horas y contra el viento, pues si descubren nuestra presencia antes de tiempo estamos perdidos.
Sir Murray le escuchaba atentamente.

-También es necesario no dar gritos intempestivos – añadió Mokum -, ni dar pasos en falso o ruidosos, ni ojeadas indiscretas. Todas estas circunstancias pueden hacer que el cazador pierda en un momento esa presa que con tanto cuidado y paciencia ha estado persiguiendo”.

Quienes entre el sábado y el domingo caminen por el Jumeirah Golf Estates para dar caza a la Race to Dubai han de conocer el campo, los lugares donde pasar y enfrentarse a las condiciones desérticas… y ser más precisos que otros “cazadores”.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Fill out this field
Fill out this field
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
You need to agree with the terms to proceed

twitter facebook smarthphone

ARCHIVO DEL AUTOR

Menú