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DEL ESCENARIO AL HONOR

El rastro de excelencia de Valderrama Masters 2017, un desafío desde el golf

Soy consciente de que remo a favor. Voy a hablar bien del Andalucía Valderrama Masters hosted by Sergio García Foundation. También sé que me sumerjo en el vendaval a favor de España.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
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Soy consciente de que remo a favor. Voy a hablar bien de Valderrama. También sé que me sumerjo en el vendaval a favor de España.
 
Sé que apuesto a caballo ganador si alabo a sus profesionales, sus empresas y sus jugadores de golf. Pero no. No es que reme a favor de corriente, ni que me deje llevar por el sarampión de patriotismo. No: yo ya estaba allí. Sólo hay que releer Golf & Manners para confirmarlo.

Si lo hago ahora es porque sigue haciendo falta. Nadie como nosotros mismos para echarnos jarros de agua fría. Nos mostramos como gente alegre, pero de gozo contenido. Siempre temerosos de que un sieso nos agüe la fiesta. Soñadores nos levantamos, para afrontar remisos el sueño pues algún sedicente “experto” puede devolvernos a una amarga realidad.

España merece nuestra esperanza, nuestros sueños y nuestra alegría. No hablo de política, hablo de la vida. O del golf que precede a la vida en su visión correcta de lo que se espera de nosotros.

Y mi modelo es el reciente Andalucía Valderrama Masters hosted by Sergio García Foundation. O sea: el Valderrama Masters. Ya escribí desde allí cómo transcurría la prueba y relate el domingo el portentoso triunfo de Sergio García.

Y sin embargo, como esas canciones del verano en que nos enamoramos, resuena Valderrama en mi espíritu, con sus latidos de esplendor. Han pasado las horas y los días y aún persiste un cierto eco de excelencia.

Hay cinco voces que actuaron con la armonía del Coro de Monteverdi entonando “Vespro della Beata Vergine”, Esas voces son el Escenario; los Actores; los Jugadores; los Voluntarios y el Público, la Organización y el Honor.

El Escenario se llama Valderrama, y se extiende por colinas de Guadiaro con formas atrayentes por imposibles. Ves un fairway, no sé, por ejemplo la calle del Hoyo 1 que serpentea en un subibaja o, mejor en un baja y sube, y te preguntas cómo puede jugarse. Pero hasta la pregunta es inútil porque la respuesta tiene que ver con el interior de cada persona. Es un marco incomparable de belleza imposible que arrebata desde los jazmines hasta el duro corcho retorcido de cada rama de alcornoque.

Los Actores principales: los jugadores. Son profesionales que aceptan el reto de Valderrama. Pese a no ser de los torneos mejor dotados en premios (eso da para otro texto), ellos encaraban los cuatro días como lo haría un capitán de navío ante el paso de riesgo de Cabo de Hornos. Como un navegante abraza el timón sabedor que hermosura y pelea forman parte de su profesión.

Estuve muchas horas a pie de campo y no vi un mal gesto, una mueca de frustración. Y disgustos lo hubo. Es la ventaja de saber por adelantado que eres un caballero que tiene por delante una tarea seriamente difícil y la acatas con deportividad. Un ejemplo: Joost Luiten que quedó segundo el año pasado en Valderrama, luchó, pudo ganar y volvió a quedar segundo. Y ni un aspaviento.

Los Voluntarios y el Público: Todos hemos visto golf por televisión retransmitido desde campos de medio mundo. Me apuesto un cerveza Cruzcampo y una tapa de ensaladilla a que no hay otro público como el español. Cuando la cosa requiere silencio – salida del tee – aquello es un monasterio del Cister. Pero a la hora de celebrar en el hoyo 17 un birdie de Sergio García nadie arma la marimorena como el entusiasta público español.

El español si hay normas y dirección competente sabe cumplir. Es buen soldado y está ahí: “¡Dios, que buen vasallo! ¡si oviesse buen señore! (Cantar del Mío Cid, verso 20). Y los voluntarios. Los había británicos y españoles; ellas de azul, ellos de naranja: pero todos haciendo su papel. Horas de pie, silencio y gentileza.

La Organización. Gran parte de las medidas, protocolos y regulaciones vienen dadas por el European Tour. Sólo había que, y no es poco, adaptar el Club Valderrama a las normas y necesidades de una prueba internacional. Y como eso, los horarios, las zonas, los servicios. Todo funcionó perfectamente.

Y en lo que me concierne, que es la Comunicación, de maravilla. Beautiful People, que cantaba Melanie en 1969. Eso fueron las personas que se ocupaban de que las noticias llegasen puntuales, exactas y accesibles. Sí, beautiful people, que como decía la canción, “tenemos tanto en común/voy en la misma dirección que tú./Entonces si me cuidas/tal vez yo te cuide”.

El Honor. Para volver al principio- ¿dónde si no? – y acordarnos de que España tiene muchas cosas excelentes. Valderrama es una muestra en el golf. Pablo Isla (Inditex) ha sido elegido mejor directivo del mundo. Lonely Planet adjudica a Sevilla el honor de ser la mejor ciudad del mundo para visitar en 2018.

Y así otras muchas estrellas visibles del deporte, la pintura, la literatura. Pero seguro que usted puede darme, y yo darle a usted, más de una docena de nombres que merecen honor y de quienes se puede presumir. Pues hagámonos el favor – y se lo hacemos a los demás – de ser honorables y no hablar mal de nadie sino bien.

Por ejemplo del ya desaparecido Jaime Ortiz-Patiño que nos legó este regalo de Valderrama. O de Sergio García nombrado socio de honor de ese club y miembro honorario del Circuito Europeo.

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