Este sábado se celebró el esperado bautizo de Archie Harrison Mountbatten-Windsor en la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor. Sus padres, el príncipe Harry y Meghan Markle habían anunciado que se trataría de una ceremonia lo más privada posible. Y así ha sido, dentro de lo que posible cuando se trata de un bebé de la familia real británica.

De este modo han frustrado la curiosidad de millones de fans, que esperaban conocer hasta el último detalle de la ceremonia y los invitados, como siempre ha sido costumbre, y como hizo el hermano de Harry, Guillermo, con sus hijos George, Charlotte y Louis.

En esta ocasión no se ha grabado la llegada a la iglesia del bebé y sus padres y todos los invitados y sólo se han publicado unas pocas fotos de familia autorizadas por Meghan y Harry.

En la foto principal, sobre el sofá, se encuentran Meghan con Archie y a su lado su marido Harry. A la izquierda, la duquesa de Cornualles, Camilla, y detrás suyo su esposo, el príncipe Carlos, la madre de Meghan, Doria Ragland; la hermana mayor de la princesa Diana, Lady Jane Fellowes y Lady Sarah McCorquodale. A su lado el príncipe Guillermo y sentada, su esposa Kate.

En total asistieron 25 invitados, familiares y amigos íntimos. Llamó la atención la ausencia de los bisabuelos de Archie, la reina Isabel II y su esposo el príncipe Felipe de Edinburgo.

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, ofició el bautizo en la misma capilla en la que se casaron hace poco más de un año los padres del pequeño Archie y en la que también fue bautizado en 1984 el príncipe Harry.  

Archie, que nació el pasado 6 de mayo, llevaba un traje de cristianar confeccionado por Angela Kelly, una réplica exacta del que llevó en 1841 en su bautizo la hija mayor de la reina Victoria. Todos los miembros de la familia real han sido bautizados con un traje semejante desde entonces. El bebé fue bautizado con agua del Jordán.

Mención aparta merece el look de Meghan, que se decantó por el blanco y su querido escote barco, aunque algo más cerrado que el que lució en su boda. El traje entallado y largo hasta casi los tobillos lleva la firma de Dior. Meghan llevaba el pelo recogido en un moño bajo y lució un tocado con velo, blanco como el vestido. El príncipe Harry no optó por el tradicional traje oscuro y vistió de gris claro con zapatos marrones más deportivos que "de vestir".

Otra de las tradiciones que no se ha cumplido en este bautizo es que no han trascendido, por expreso deseo de Meghan y Harry, los nombre de los padrinos de su hijo.