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Una coronación llena de simbolismos. (Foto: captura RTVE)

AUSENCIAS EN EL BALCÓN

La fastuosa coronación de Carlos III y Camila, y un beso inesperado

La primera coronación de la era digital se desarrolló en un día de lluvia pero con enorme entusiasmo en las calles. Tras la pomposa ceremonia, Carlos y Camila saludaron desde el balcón, acompañados de casi toda su familia. Faltaron Harry y Andrés.

Hechosdehoy / Angelika Knüppel

Hiperpuntuales, el rey Carlos III y su esposa Camila llegaron a la Abadía de Westminster en un día gris. Llegó el momento más esperado para el pretendiente al trono de mayor edad, el de su coronación. Una ceremonia impensable en cualquiera de las demás monarquías europeas y con un sello absolutamente British. Más de 2.200 invitados dentro de la Abadía, entre ellos los Reyes de España, de Países Bajos, de Bélgica o de Suecia, y millones y millones de personas en sus casas a lo largo de todo el mundo, fueron testigos  de la primera coronación de un monarca británico en siete décadas.

Carlos III ascendió al trono a sus 73 años al suceder a su madre, la reina Isabel II, fallecida el 8 de septiembre de 2022. Desde ese día se convirtió en el rey y jefe de Estado del Reino Unido y los 14 países de la Mancomunidad de Naciones, así como el jefe y defensor de la Iglesia anglicana. Este sábado, 6 de mayo de 2023, ocho meses después de la muerte de su madre y ya con los 74 años cumplidos, lo selló con una ceremonia llena de simbolismos, de pompa y tradiciones, de momentos emotivos, y mucha música elegida por el propio Carlos III.

Si la coronación de la reina Isabel II en 1953 fue la primera televisada de la historia, la de Carlos III es la primera de la era digital. Además de las imágenes acordadas con la BBC y emitidas a todo el mundo, las imágenes también se han podido ver por el canal que la Royal Family posee en YouTube. Esta es también la coronación de los selfies de la gente que aguantó durante horas bajo la intermitente lluvia para retener imágenes del espectacular desfile de carrozas con sus móviles.

Durante la ceremonia, Carlos III aseguró: He venido no a que me sirvan, sino a servir”. Juró ante la Biblia y prometió. “Yo Carlos, en la presencia de Dios, profeso, testifico y declaro de forma solemne y sincera que soy un fiel protestantey que, de acuerdo con la verdadera intención de las promulgaciones que aseguran la sucesión protestante al trono, defenderé y mantendré dichas promulgaciones en la medida de mis poderes de acuerdo con la ley”. Como novedad, también juró defender otras creencias.

Un atronador ¡Dios salve al rey!

Ya en el ecuador de la ceremonia, el arzobispo coronó al monarca con la corona de San Eduardo, de oro macizo y con más de 400 gemas que data de 1661. Un “¡Dios salve al rey!”, atronó toda la abadía, mientras se lanzaban salvas en distintos puntos del Reino Unido.

El momento más emotivo fue cuando su sucesor, el príncipe Guillermo, se arrodilló para jurarle lealtad y después, en lo que pareció un gesto espontáneo, besó a su padre en la mejilla izquierda. Durante unos instantes, Carlos III pareció conmovido y después se lo agradeció no al príncipe sino a su hijo: Thank you William. Su hijo Harry observó la escena con una sonrisa desde su exilio de la tercera fila. Cerca de él se encontraba el príncipe Andrés, hermano de Carlos III, caído en desgracia tras su último escándalo.

La última parte del acto fue la coronación de Camila, la primera en más de dos siglos, pues es una práctica reservada únicamente para las reinas consortes. No pareció muy cómoda con la corona de la reina María elaborada en 1911, que pesa 600 gramos y cuenta con 2.200 diamantes.

Una vez finalizada la ceremonia de dos horas de duración, el cortejo de la coronación, presidido por la carroza dorada Gold State Coach, de 1762, regresó al palacio ante la atenta mirada de cientos de miles de personas bajo la lluvia. La familia real salió a saludar desde el balcón del Palacio de Buckingham casi al completo. Faltaron el príncipe Andrés y su sobrino, el príncipe Enrique, al que le faltó tiempo para coger un vuelo de vuelta a Los Ángeles para pasar con su mujer, Meghan Marple, el cumpleaños de su hijo Archie.

Mientras la familia real celebraba el final de la coronación en el Palacio de Buckingham, el primer ministro, Rishi Sunak presidió una recepción para los miembros de casas reales, presidentes y primeros ministros y demás invitados de honor.

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