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EL RESPETO MÁS ABSOLUTO

La dignidad y la sensibilidad de nuestros enfermos de Alzheimer

Porque la enfermedad les va despojando de tantas cosas, cuidar de su autoestima, de su afectividad y su sensibilidad –aunque no puedan expresarse-, es un objetivo permanente.

Hechosdehoy / Ana Romaz
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“Aparte de lo interesante que pueda resultar el artículo, tú no tienes un enfermo de Alzheimer. Lo que tendrás será un familiar, amigo, conocido… CON la enfermedad de Alzheimer. Ante todo es una persona. Quitemos etiquetas por favor. Una terapeuta ocupacional.” Este ha sido un comentario que ha recibido el último post publicado en estas páginas.

Habitualmente suelo responder a los comentarios a través del mismo canal, en Hechos de Hoy. Pero este quiero compartirlo con los que seguís Neuronas off-line por varias razones.

En los años de publicación de este blog es la primera vez que me llaman la atención sobre mi forma de hablar de las personas afectadas por el Alzheimer. Eso me lleva a pensar que, o bien los lectores habituales y yo misma somos profundamente insensibles, o bien la persona que ha hecho el comentario no suele leer este blog y no conoce la importancia que para mi tienen la dignidad y la sensibilidad de nuestros pacientes de Alzheimer.

Cuando se escribe de manera pública uno está preparado para no gustarle a todo el mundo, ¡faltaría más!, y a recibir opiniones de todo tipo. Acepto agradecida los comentarios que me puedan hacer llegar, siempre se aprende de los puntos de vista ajenos.

Pero este comentario me ha afectado especialmente. En los muchos años ya que mi familia vive con el Alzheimer permanentemente a nuestro lado, si algo nos ha preocupado de manera importante ha sido precisamente mantener y guardar el respeto más absoluto por la dignidad de nuestros padres. Y eso he tratado de comunicar con frecuencia en mis textos.

Si la educación que me inculcaron me hace respetar a cualquier otro ser humano, mucho más, muchísimo más, a aquellos que sufren y viven sus últimos años en compañía del Alzheimer. Precisamente, porque la enfermedad les va despojando de tantas cosas, para mí cuidar de su autoestima, de su afectividad y su sensibilidad –aunque no puedan expresarse-, es un objetivo diario y permanente.

Y en más de una ocasión he tenido que pedir a un médico o a un terapeuta que no hablase del enfermo como si no estuviese delante, y mil y un detalles más que, con la práctica profesional cotidiana, a veces se les escapan.

Quiero hoy hacer llegar a todos los que leéis este post mis disculpas si en algún momento no he sabido expresarme en este sentido, o he dado la impresión de olvidar que nuestros familiares enfermos siguen siendo personas. Pero creo, sin mermar el derecho a cada uno de manifestar su opinión, que es fácil equivocarse si juzgamos un libro sólo por una página.

Este blog existe precisamente por el enorme cariño, respeto y atención que nos merecen, a todos los que trabajamos en él, las personas que tienen Alzheimer, nuestros enfermos de Alzheimer.

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