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NEURONAS OFF-LINE

Afrontar el Alzheimer: llanto, risas, agotamiento y sobre todo gratitud

Siempre se puede más, aunque en el momento en que nos sentimos agobiados ni lo imaginamos. Y sobre todo si el esfuerzo es para mejorar la vida de los que queremos y nos necesitan.

Hechosdehoy / Ana Romaz
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Después de unos meses alejada -por diversas razones personales- de este blog de Neuronas Off-Line de Hechos de Hoy, es un placer y un honor volver a retomar la pluma, aunque sea electrónica, y dirigirme de nuevo a los lectores que han seguido fielmente estas publicaciones durante los últimos años.

Cuando miro hacia atrás, a aquellos días en que mi familia se tuvo que enfrentar al Alzheimer por partida doble, siento que ha sido largo el camino andado; a veces lleno de esperanza y fuerza y otras con la sensación de no poder más… pero siempre se puede más, aunque eso en el momento en que nos sentimos agobiados o sobrepasados no lo podamos ni imaginar. Y sobre todo si el esfuerzo es para mejorar la vida de los que queremos y nos necesitan.

En los años transcurridos ha habido de todo: risas, llanto, emociones, agotamiento…pero sobre todo ello un gran sentimiento de gratitud. Sí, gratitud. Porque el diagnóstico de Alzheimer nos unió más como familia, porque he visto la fuerza del amor y los principios que nuestros padres nos inculcaron, porque siempre nos han acompañado aquellos que estaban a nuestro lado y podían haber mirado a otro lado.
Porque hemos podido dar a nuestros padres, en cada momento, lo que han necesitado y les ha ayudado a vivir mejor.

Por todo eso es por lo que hoy vuelvo a retomar este blog, con la esperanza de que le sea útil a aquellos que con sus comentarios y su fidelidad me han dado razones para seguir escribiendo, semana tras semana.

Escribir es, para mi, una manera de exorcizar demonios, todo lo malo sale fuera, se queda en el papel y ya no daña. Pero cuando escribo sobre Alzheimer lo estoy haciendo sobre algo que ha ido destruyendo a mis padres, poco a poco, en un lento camino a menudo regado de lágrimas. Y eso tiene un gran coste emocional.

En muchos momentos he pensado que ya estaba bien, que no podía más… entonces eran esos lectores, al otro lado de la pantalla, los que me hacían seguir buscando información útil, consejos prácticos y, en ocasiones, comentarios mucho más personales.

Por ellos, por ustedes, estoy de vuelta hoy aquí. ¡Ojalá desde este blog podamos seguir haciendo mejorar la vida de los enfermos de Alzheimer!.

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