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Creo que eso les pasa por poner a trabajar de comentarista a alguien que sólo era muy bueno jugando al golf. Pasa lo mismo en la política no pocas veces cuando por ejemplo pones de ministro del gobierno a alguien que no es sino un estupendo catedrático. También en una multinacional, en la que tuve la fortuna de colaborar para mejorar su comunicación, sucedió alguna vez que se ascendía a directivo a un brillante técnico con resultados devastadores para capacidad técnica, sin mejorar en capacidad directiva.
Esa es la única disculpa que encuentro al lamentable hecho de que saltara a las ondas la voz de Nick Faldo, comentarista ocasional de la televisión americana y que fuera capitán del Equipo Europeo de Ryder Cup en 2008, la ultima vez que el Viejo Continente perdió este torneo.
El gran jugador inglés ha dicho de Sergio García que fue un “inútil” en la Ryder Cup de Valhalla y le acusa de haber tenido entonces una “mala actitud”. Como firma Gonzalo Fernández Castaño en El Mundo “manda narices que Nick Faldo, el peor capitán europeo, el único que ha perdido una Ryder Cup en los últimos 15 años, tenga la poca vergüenza de llamar a Sergio García “inútil”. Y encima le acusa de mala actitud en aquella edición de 2008, cuando ni siquiera era él quién daba los discursos en aquel vestuario…”
Cuando el Equipo Europeo ha cerrado filas defendiendo al castellonense, el señor
Faldo cree que rectifica cuando dice seguidamente que "Creo que lo que dije ha sido duro" y añade: "Si hubiera dicho que estuvo ´
terrible´ en lugar de inútil, lo podría haber reflejado mejor, porque aquella fue su peor
Ryder".
Vamos, que este comentarista de ocasión daría muy bien a la pelota, pero le queda trecho para manejar la información, la realidad y la cortesía en un mismo acto.
De hecho no es la primera vez que se mete con el jugador español: ya en el Accenture Matchplay tachó de ridícula la acción de Sergio García de conceder un hoyo a Rickie Fowler por pensar que le había incomodado con un ruling anterior. Y digo yo: Faldo es sir – sir Nick Faldo – y ese titulo mal se compadece hoy en día con la injuria, salvo que lo que quiera es emular a otro paisano suyo, a sir Francis Drake. Y así, mientras aquel corsario lo mereció con el latrocinio y bandidaje, pretenda éste, escupiendo descalificaciones, entrar en la Cámara de los Lores.
Dos cosas nos invitan a olvidar tan poco honorable modo de hablar.
En segundo lugar el impresionante juego de Sergio García contra el rocoso Jim Furyk en un espectacular fin de recorrido en el que con un birdie y un eagle en los últimos cuatro hoyos dobló la resistencia del bravo americano: venció al mismo jugador y por la misma diferencia (1 UP) que hace dos años en Medinah.
La primera realidad resplandeciente, la más importante, ha sido todo la Ryder y, especialmente la jornada final con los partidos individuales en la que los Europeos han ganado 5 partidos, han empatado 3 y han perdido 4, con lo que sumados a los puntos de pareja el resultado final ha sido 16,5 a 11,5 a favor de Europa.
Los ganadores han sido Graeme McDowell 2&1 frente a Jordan Spieth; Rory McIlroy 5&4 contra Rickie Fowler; Martin Kaymer 4&2 sobre Bubba Watson; Sergio García con el tanteo comentado y Jamie Donaldson 4&3 frente a Keagan Bradley.
Precisamente fue el galés Jaime Donaldson el que consiguió el punto que aseguraba la victoria con un extraordinario golpe con un hierro 3 que dejó la bola ya ganadora junto al hoyo. Y el green del hoyo 15 se llenaba de aplausos, sonrisas, abrazos y fotos del éxito de la bandera azul y doce estrellas doradas.
Al final, Europa 16,5 – Estados Unidos 11,5. Doce estrellas, las de la bandera de Europa, y doce estrellas humanas que han brillado, no siempre igual, no todas con la misma intensidad y ni en los mismos momentos.
Un último apunte para poner el foco en la etiqueta, la cortesía y el saber estar del público mayoritariamente escocés. Y también de los jugadores competidores. Pero sobre todo, merece resaltarse la altura moral y la dignidad del capitán del Equipo de Estados Unidos, Tom Watson.
Sus palabras en honor del ganador en la entrega de premios, tanto por su contenido como por el porte señorial que mostraba desde el estrado, ponen un resplandor que dignifica a todos y más que nadie a él.