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La valiente y arriesgada decisión de Mario Draghi consolida los tipos de interés bajos para un futuro inmediato, una buena noticia para mercados financieros e hipotecados, pero no tan buenas para el ahorro tradicional.
La decisión de Draghi de bajar los tipos de interés hasta el 0%, penalizar más a los bancos que dejen su dinero en el BCE y comprar bonos corporativos han demostrado a los mercados dos cosas. Una ya sabida, que Europa no arranca –España es de las pocas excepciones de crecimiento importante- y una segunda, que no dudará en tomar medidas drásticas para dar la vuelta a la situación. Aunque también es cierto, y preocupa, que por cada vuelta de tuerca del BCE hay menos margen para medidas adicionales.
Tras la reacción positiva de los mercados han salido los primeros análisis sobre que consecuencias tendrá esta medida. Una, muy clara y en la que coinciden todos es que los tipos negativos se extenderán durante muchos más meses. Aunque el Euribor a 12 meses quiso llevar la contraria a todos el viernes, con una subida del 0,016%, parece que claro que el goteo hacia abajo seguirá, con un suelo que presumiblemente estará entre el -0,2% y el -0,4%.
El problema para el ahorrador seguro
Estos tipos bajos son beneficios para los hipotecados, aunque no para todos. El grupo de los afortunados, que pueden ver incluso que sus hipotecas se sitúen en tipos medios de alrededor del 0,2%-0,3% durante los próximos meses, serán los que la firmaron antes del 2007-2008, con diferenciales bajos. Los que las han firmado después, verán también rebajar las mismas pero en una proporción menor, ya que la inmensa mayoría tienen diferenciales de Euribor + 1,5% o superior. Y los que la firmen, mucho cuidado, los bancos están creando mecanismos para que los tipos negativos les afecten poco, desde cláusulas cero a tipos fijos durante los primeros 12 o 24 meses.
Pero los que peor lo van a llevar son los ahorradores tradicionales. En el corto plazo, los tipos ya son muy reducidos en cuentas remuneradas y depósitos a menos de un año. Por ello, habrá alguna bajada, pero muchos productos se mantendrán en estas tasas tan bajas que en muchos casos ni superan en cuentas remuneradas el 0,2%.
La peor parte de esta bajada se la llevarán los depósitos a largo plazo. Como hemos mencionado, esta bajada ha transmitido la idea de tipos negativos durante mucho más tiempo y con ello, la remuneración extra que aportaban los depósitos a 18, 24 o 36 meses desaparece. Es decir, se paga más porque se estimaba que dentro de 12-15 meses habría una clara recuperación de tipos que compensaba lo que se pagaba en estos momentos. Si la recuperación se posterga no se puede dar esta remuneración adicional. Con ello, veremos en estos productos las bajadas de remuneración más claras.
¿Alternativas? Todas requieren su análisis
¿Hay alternativas? La situación actual no muestra muchas, al menos con niveles de riesgo controlados. Si optamos por
Fondos de Inversión de Renta Fija, son casi totalmente descartables. Los tipos bajos se trasladan rápidamente en los fondos que invierten en deuda y muchos de ellos están con rentabilidad negativa.
Si optamos por productos de renta variable o incluso mixtos, estaríamos cambiando radicalmente de tipo de inversión y lo haríamos siempre con un pensamiento mucho más a largo plazo, a 5 o más años. No hay que olvidar el momento de incertidumbre que vive la Bolsa. Esta misma incertidumbre se extiende a los depósitos estructurados que invierten en Bolsa, con muy poco que ganar y mucho que perder, en el mejor de los casos lo más probable es no ganar nada y dejar el dinero inmovilizado mucho tiempo.
Otras alternativas no nos ofrecerán mucho más que los depósitos. Es probable que encontremos seguros de ahorro con una remuneración algo mayor, en una o dos décimas, pero poco más. Para ello, cedemos en algunos aspectos como en la liquidez del producto o las garantías que siempre tienen cuentas y depósitos a través del Fondo de Garantía de Depósitos.
Por todo ello, paciencia, analicemos bien nuestras inversiones y el riesgo de las alternativas para ver si merece la pena, al menos hasta que se rebaje la incertidumbre global que nos rodea.