Tengo un amigo que suele decir de mí (en el golf, pero más frecuentemente en el dominó): “a este no le hagas caso, que es de letras”. Mi tía Alicia, siempre más caustica, tiene una frase parecida que le oí decírsela a mi prima Margarita: “al payaso de tu primo (por mí), ni caso, que tiene menos reflejos que un espejo de corcho y se fija menos que un post-it usado en la puerta de la nevera:  sólo vale para poeta”.

No voy a negar que me escocieron ambos comentarios. Y más que nada, si permiten que desnude mi alma, por lo que tienen de verdad.

Primero las matemáticas: no son mi fuerte; nunca lo fueron, ni cuando viviendo con tío Carlos en Londres, me pusieron una “Master’s in Mathematics by Oxford”: miss Dorothy. Lo que es “mates” no aprendí.

Y de lo segundo – que me faltan dotes de observación – hay sobrados testimonios en mi familia para acreditarlo, sobre todo comparándonos con mi tía Alicia. Ella se fija como un búho en aquellas que tienen fallos; entonces se transforma en tía Atila. Posee el don natural de adivinación y la vista de Rayos X. Lo saben – lo sufren –  los camareros, dependientes de joyería, recepcionistas de hotel y hasta los políticos.

No se le escapa una; y es incapaz de callarse. Recuerdo haber pasado con ella por la Plaza Nueva de Sevilla y preguntar en alta voz a los que le acompañábamos camino de Loewe.
.- ¿Habéis visto cómo está esta plaza?
.- Efectivamente – respondió primo Gonzalo -, los plátanos lucen magníficos con sus grandes hojas verdes.
.- Sí – añadí yo –;  y es esplendoroso ver a la hermosa gente sevillana ajetreada con sus compras navideñas.
.- Estáis en Babia – dijo señalando un asentamiento de protesta con tiendas de campaña, perroflautas con cartelas y porta-rastas repartiendo pasquines ante la fachada del Ayuntamiento -: esto es un asco y me van a oír los concejales.

Pero a quién se encontró al salir de Loewe fue al mismísimo alcalde y no se cortó un pelo.
.- Buenos días, Excelentísima Dª Alicia – saludó la primera autoridad municipal, cortés como siempre.
.- Ni buenos días, ni semanas, ni meses…

El Alcalde le miró atónito con su cejas enarcadas y actitud cautelosa esperando lo que mi tía tenía que decir.
.- Vamos a ver, alcalde – comenzó mi tía -: ¿Usted quiere una urbe de cierta dignidad y que tenga voz en España y en Europa o prefiere esto – añadió señalando el asentamiento nómada -, una ciudad favela con campamentos de gentes sucia, de paredes con pintadas y cartelería vulgar en la principal de sus avenidas?
.- Querida, señora, somos la tercera ciudad en visitantes…

.- Y un cuerno: ¡somos los restos de honra, el desguace que va quedando bajo conductas mórbidas que se extienden como una plaga! Pónganle solución ya o nos quedamos sin Sevilla – concluyó mi amada pariente y, sin esperar la dúplica, dio media vuelta y entró en Shaw Joyero.
Y a nosotros que estábamos medio abochornados nos dijo en voz baja ya dentro de la tienda.
.- A ver si ponéis los ojos en algo más que vuestra prima Margarita.

Entenderán ahora que, al hacer balance del año 2017 de golf, no tenga en la cabeza protestas y quejas. Ni de golf ni de nada.

Hace días, en una de esas aportaciones que algún espíritu inquieto sube a Linkedin pude leer un inspirador texto titulado 25 Cosas Que Hacen Las Personas Mentalmente Fuertes. No es sitio, amigo lector, para reproducirlo entero aquí. Pero déjeme que le cite tres de esas cosas que fortalecen el alma de esas personas: la 2, la 13 y la 22:

2:  No juzgan ni envidian.
13: Creen que la persistencia da sus frutos.
22: Saben que la gratitud es el mejor ajuste de actitud.

Con ese fundamento, y con mis antecedentes comprenderán que no quiera, que no pueda recordar nada negativo: 2017 nos dejará a todos con mucho que agradecer.

Tú, profesional del golf, da gracias por la profesión que elegiste, cualquiera que sea tu posición en el ranking. Jon Rahm debe dar gracias por ser número 4 del mundo; Sergio García por el Masters de Augusta. Pero tú también por la oportunidad de trabajar en lo algo tan hermoso.

Y tú, comentarista del partidos, por saber cuanto sabes, seas Álvaro Beamonte con sus humanísimas aportaciones o seas otro que se abre a soñar con una buena crónica de una actividad noble.

También, amigo mío, amiga mía, tú y yo, simples socios de un club tenemos una inacabable lista de agradecimientos y homenajes. Gracias, María, señora de la limpieza;  gracias Rashid camarero que desde la barra gobiernas los combinados con mejor criterio que un César su Imperio. Y gracias a los Manueles, Pepes y Antonios o Eugenios que a bordo de sus Cortacéspedes de Fairway, o de Rough, o de perfilar, que andando o en buggies, procuráis mantener el campo de golf como una alfombra persa.

Gracias, monitora y gracias Starters; gracias Marshalls, gracias greenkeepers y administradores, y secretarias. Gracias a la industria, a las federaciones – y a ver si viene un gran Open a España. Gracias a todos los que habéis sostenido un juego o un deporte que contribuye a hacer mejor a la gente que quiere ser mejor.

Gracias a María Acacia, a María, a Beatriz, a Fátima, a Óscar y tantos comunicadores de golf que, lo veamos o no, mantienen vivo el pulso de la información.

Y, en fin, gracias a ti que me acompañas a veces cuando juego, a veces cuando escribo y siempre que estoy solo. La soledad contigo ya no es soledad. ¿Sabes? Sí lo sabes: has hecho de este año terminado en un 17 que parece un infinito, un mundo de agradables cosas pequeñas que nos conducen a los dos desde la memoria herida hasta las fuentes donde nace el nuevo año. A ver si nos fijamos en lo que vale.