Victoria de Alberto Fernández (Frente de Todos) con un 48,10% y 12.473.709 millones de votos. Se impuso a Mauricio Macri (Juntos por el Cambio), un 40,38% y 10.470.607 millones de votos.
En la capital, en Buenos Aires, se impuso el macrista Horacio Rodríguez Larreta frente al peronista Matías Lammens. En la importante y decisiva Provincia de Buenos Aires ganó el peronista Axel Kicillof, exministro de Economía con Cristina Fernández de Kirchner. Se impuso de forma amplia a la gobernadora macrista, María Eugenia Vidal.
Un triunfo categórico y una derrota digna, por ocho puntos, y con más de diez millones de votos cada uno. La fórmula FF (Alberto + Cristina) ganó pero no arrolló. Mauricio Macri admitió su derrota abriendo una rápida y constructiva transición de seis semanas hasta el 10 de diciembre. "Vienen tiempos difíciles" y promesa de "gobernar para todos", la primera declaración de Alberto Fernández.
Alberto Fernández ganó sin arrasar y Mauricio Macró cayó con dignidad y a la vez fortaleza. Peronismo y macrismo es ahora el nuevo escenario en Argentina. Ambos líderes mostraron respeto y contención en el mejor clima tras la etapa de convulsión abierta por las primarias, las PASO.
Reunión de urgencia del comité de crisis del Banco Central. Desde agosto, el Banco Central ha perdido 22.000 millones en reservas y le restan solamente 11.000 millones. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, la nueva vicepresidenta, ha exigido a Mauricio Macri ser cuidadoso con el peso argentino en su cruce con el dólar.
Mauricio Macri logró reducir la diferencia de 17 puntos que le había sacado Alberto Fernández en las primarias. Necesitaba una participación altísima y lo consiguió -votó el 82% del electorado-. Movilizó a sus viotantes en una campaña eléctrica pero no consiguió los dos millones que hubieran dado el vuelco y la sorpresa.
“Tenemos que tomar esto como una jornada histórica e iniciar el tiempo que se viene con tranquilidad, se terminó el nosotros y ellos”, dijo Alberto Fernández. Puede que el tiempo del final de la grieta -peronistas y antiperonistas- se acerque pero no será rápido ni fácil.
A miles de kilómetros de Buenos Aires, en Roma, en Ciudad del Vaticano, el papa Francisco siguió la noche electoral. La vicepresidenta electa Cristina Fernández de Kirchner votó en su feudo de Río Gallegos y voló luego a Buenos Aires. La jornada electoral coincidió con el noveno aniversario de la muerte de su marido, Néstor Kirchner, el presidente que a partir de 2003 logró sacar Argentina del colapso económico de 2001 y 2002.
En las preguntas que vienen, queda abierto el interrogante de si la relación del Papa será más próxima con Cristina que con Alberto, el poder y margen de maniobra del nuevo presidente, y la influencia y peso del macrismo. Por lo pronto todo avanzó en el mejor escenario posible, el de la dignidad y la contención.