Entre sus robles, intentando no salirse de calle con portentosos drives o no caer en las trampas de arena ni que su bola yaciese en el imposible rough cada uno de ellos habrá pensado en la importancia de salir en el partido estelar de este campeonato mundial, este World Golf Championship, patrocinado por las compañía de neumáticos nacida en Japón: Bridgestone, cuyo nombre, puente de piedra es traducción directa de la palabra japonesa Ishibashi. De los que estaban presentes, esta compañía patrocina a Matt Kuchar y Brandt Snedeker.

Pero los protagonista principales, Sergio García y Rory McIlroy, antes de salir a tee del hoyo 1, habrán recordado qué ha hecho posible que llegaran a liderar el Bridgestone Invitational en la última jornada.

El norirlandés, después de un 2013 para olvidar, encaro 2014 con nuevos bríos y en los últimos meses ha puesto su maquinaria de golf en modo “killer” para hacerse con un octavo puesto en el Masters y ganar el British hace dos semanas. Antes de viajar a Akron ya era nº 2 del Mundo, 1º en la Race to Dubai y las apuestas en los torneos a los que se presenta le dan favorito.

Como dirían en boxeo: ¡En la otra esquina, Sergio García!, actual nº 5 del mundo y 3º en la Race to Dubai exhibe también un estado de forma envidiable con resultados llamativos: quedó 2º en el Open, a dos golpes de Rory al que le remontó 5 de los 7 golpes que le llevaba en la jornada dominical.

Por eso, antes de empezar, todos tenían la palabra revancha en la boca. Si Rory sacaba 7 golpes a Sergio en el British, ahora era el español que iba delante por 3. La venganza se sirve fría, pero ¿cómo se enfría la emoción? Si en la última jornada del British, McIlroy iba en el último partido sabiendo en todo momento lo que había hecho el español, ahora, en este duelo los dos iban juntos. Se conocen. Saben los éxitos del otro, sus fortalezas y sus puntos débiles. Podían marcarse en cada golpe.

Si a Sergio le venía a la memoria la victoria del norirlandés de hace 15 días, Rory tendría presente la espectacular jornada de Sergio García del viernes pasado: récord del Bridgestone con 61 golpes (-9); 27 golpes en los 9 últimos hoyos; 7 birdies seguidos.

Pero cada partido que empieza es un mundo nuevo por estrenar y el suyo empezaba tarde, como si el mundo se hubiera detenido sin atreverse a mirar. La lluvia retrasó más de una hora la salida.

Y a las 3:20 PM hora local desenfundaron: Sergio madera 3 y Rory el driver para decir “voy a atacar”. Y atacó. Y le salió bien el hoyo 1 – birdie – frente al par de Sergio, reduciendo a 2 golpes la ventaja de antes de salir. Y le sacó otro golpe en el hoyo 2. El aliento del norirlandés ya llegaba a la nuca del español. Tanto que en el hoyo 3, con un bogey de Sergio García y un birdie de Rory McIlroy, éste se puso líder.

Pero cada partido es muy largo y éste era larguísimo. Tanto como los putts que tiraba y metía McIlroy, que ya en el primer tercio del recorrido había hecho cuatro birdies y mantenía a García a 2 golpes de distancia. Hasta el hoyo 9 donde se produjo un empate en cabeza y el primer birdie de Sergio.

La segunda vuelta se jugó a caballo entre la necesidad de paciencia y una tentación de matchplay, de juego no contra el campo, sino hoyo a hoyo uno contra el otro. Esa es una tensión insufrible pero que ambos administraban con desigual acierto. Una mala salida de Sergio García en el hoyo 15 – par 3 – llevó la bola hasta la barbas del bunker de la izquierda y salió de ese hoyo con una desventaja de 2 golpes que perduró hasta el final.

De Rory McIlroy, nuevo nº 1 del mundo, hay que alabar su confianza en sus posibilidades, su capacidad para recuperarse de salidas erradas y paciencia. Y de Sergio diremos, no que es un perenne segundo, sino un segundo que pelea con valor para ser primero, y bien podría aplicarse a este valeroso jugador lo que dice Ayax en la Ilíada: “más fácil es a los valientes quedar salvos que muertos, mientras los cobardes ni se salvan ni consiguen gloria”.

Volveremos la semana que viene en el US PGA Championship a ver a estos dos campeones.