1. Inicio
  2. Opinión
  3. Comunidad de blogueros
  4. Victoria de Willett (-19) en Dubai; Cabrera Bello (-18) un gran segundo

EMOCIÓN HASTA EL ÚLTIMO PUTT

Victoria de Willett (-19) en Dubai; Cabrera Bello (-18) un gran segundo

La ronda final del Omega Dubai Desert Classic ha respondido a las expectativas generadas en los tres días previos: tensión, competencia, lucha por cada hoyo. Sólo el último putt firmó la sentencia.

Hechosdehoy / José Ángel Domínguez Calatayud
fjrigjwwe9r1_articulos:cuerpo
En realidad, como la vida, el golf pone a cada uno frente a lo que le toca hacer con el bagaje de temperamento, carácter y experiencia que atesora. En Noche de Reyes de William Shakespeare leemos “some are born great, others achieve greatness”. Unos nacen grandes, otros alcanzan la grandeza. Este domingo son palabras perfectamente aplicables a los jugadores que encabezaban la pizarra.

Por supuesto a los dos compatriotas del escritor inglés presentes en el desierto: Andy Sullivan (-18) y Danny Willett (-19).  Pero con igual mérito a Rafael Cabrera Bello (-18), Álvaro Quirós (-17) y al resto de profesionales, hasta quince, que subían a Top 10.
 

De esos quince, la mayor representación era la de cuatro ingleses (los ya citados, más Tyrrel Hatton y Chris Wood), seguida de la escuadra española: Cabrera Bello, Quirós y Alejandro Cañizares (-14). Con dos representantes Dinamarca (Thorbjørn Olesen (-14) y Søren Kjeldsen (-14). El resto queda a uno por país.
 
De lo anterior, querría volver a subrayar el buen estado del golf de Inglaterra que ha conseguido dar continuidad a la maestría de los veteranos Nick Faldo o Lee Westwood: en el Ranking Mundial es la primera potencia europea: 13 profesionales entre los 100 primeros; 6 entre los primeros 50, entre ellos Justin Rose y Paul Casey. En el horizonte Ryder Cup y Juegos Olímpicos.
 
En Dubai se jugó el domingo con todo esto en la cabeza. Pero ya entre los que tenían posibilidades de triunfo con la mirada puesta en la bola. Cuando se pisa el tee del hoyo 1, la vida se hace limitada, cercana, concreta y redonda como una pelota de golf. Los ojos apenas ven más que eso mientras se camina por los greens o por el fairway. A lo más en algún golpe, por ejemplo en el segundo del hoyo 8, la majestuosidad del horizonte con los rascacielos imponentes, abundantes, ofrecerán ciertas referencias para la trayectoria.
 
Sin embargo esa visión del skyline no profundiza en el cerebro del jugador, que permanece ajeno a la demostración de riqueza de ese emirato. No es cosa que distraiga a los jugadores las inversiones, o que en 2015 Emirates Airlines haya sido la mayor compañía aerolínea del mundo con 49,3 millones de pasajeros transportados; o que en sus calles y en las de Abu Dhabi existan 3.000 coches de alta gama abandonados por sus dueños; contradicciones de la riqueza y el despilfarro en un planeta hambriento.
 
Lo que absorbía la atención de los jugadores este domingo del desierto era lo de siempre, “hacer pocas”: dar menos golpes que los compañeros contrincantes. Y en esto el gato al agua se lo llevó el que en crónica anterior calificábamos como favorito: Danny Willett.
 
El inglés, que hizo bogey en el hoyo 2,  llegó a compartir cabeza con Andy Sullivan. Pero enseguida – con birdies en el 4, 5 y 7 – recuperó la iniciativa y mantuvo el control del torneo.
 
Rafael Cabrera Bello jugó fantástico de tee a green, pero hoy la bola se quedaba corta del hoyo más veces de las necesarias para vencer. Persistió el canario en un juego paciente, casi artesanal, y siempre esforzado. No; no fue un domingo de desolación.
 
Cuando iba a dar el segundo golpe en el último hoyo del torneo, un par 5 con lago frontal, la situación era la siguiente: Andy Sullivan era líder en Casa Club (-18). El líder en el campo, Danny Willett iba -18, había salido mal y tuvo que dar un golpe para acercarse al lago y hacer un approach a bandera.
 
Rafa Cabrera Bello, que iba -17, no se había arrugado en toda la vuelta y no iba hacerlo ahora. Asumió la responsabilidad de un campeón y cogió una madera 5, para dar un golpe de 235 yardas para volar el lago e intentar darse una oportunidad de birdie y, ¿quién lo sabía?, quizás de eagle.
 
Fue un golpe extraordinario que botó antes de bandera y se detuvo al final en el collarín que rodea el green. Desde allí su putt y largo estuvo cerca de entrar y convertirle en ganador: sólo pudo empatar con el líder de casa club.
 
Pero entonces, la flema inglesa y el temple de deportista de Willett segó, con un gran putt cuesta abajo para birdie, cualquier esperanza. Danny Willett puede soñar en ser estrella que surca el firmamento del golf llamado a las mayores alturas.
 
Que sueñe, porque como también escribió Shakespeare “un hombre que no se alimenta de sus sueños, envejece pronto”.
 

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Fill out this field
Fill out this field
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
You need to agree with the terms to proceed

twitter facebook smarthphone

ARCHIVO DEL AUTOR

Menú