El asunto dio para escribir y hablar hace dos semanas. Para mí, que el tema de la indumentaria de las profesionales de golf estaba cerrado. Longitud de falda, pantalones vaqueros, camisetas con cuello: retos del golf femenino profesional.
 
Como sabrán mis lectores, Vicki Goetze-Ackerman, Presidenta de la LPGA (Asociación de Damas Profesionales del Golf, Estados Unidos) envió un correo electrónico a todas sus asociadas alertándoles de la nueva regulación de la indumentaria exigible en los torneos profesionales del golf femenino.

Esas normas entrarían en vigor a partir del 17 de julio de 2017 y su incumplimiento llevaría aparejada para la infractora la imposición de una multa de 1.000 dólares, que se duplicaría en las siguientes nuevas infracciones.

Y ¿qué dicen estas reglas?
“1.- Se permiten las camisetas con falso cuello o cuello normal, pero no sin él.
2.- No se permiten los escotes pronunciados.
3.- A no ser que vayan debajo de la falda pantalón (skort) o del pantalón corto (short) no se permiten las calcetas, mallas o polainas (leggings).

4.- La longitud de la skort o del short debe ser suficiente para que no sea vea el trasero (bottom area) en ningún momento, sea de pie o inclinada, y aunque se lleven puchos (under short).

5.- En las ceremonias de entrega de premios pro-am, la indumentaria debe ser la adecuada. Debería vestir de modo que transmita una imagen profesional de usted misma. Salvo que se diga otra cosa es aceptable vestir ropa de golf. Están permitidos los pantalones vaqueros (jeans) elegantes, pero no los que presentan cortes y agujeros.

6.- Dentro de las cuerdas (lugar acotado para el juego en torneos), no se permiten los vaqueros de ningún color, ni equipación de entrenamiento (workout gear).

7.- Los pantalones de tiro bajo (joggers) (llamados cagados, con perdón) no están permitidos.

Nada más hacerse público el mail de Goetze-Ackerman saltó la polémica en redes y prensa. Casi todas las intervenciones eran contrarias con distintos argumentos. Desde el apelativo “machista” con el que saludó al código en titulares El Español, ignorando probablemente que la firmante, Vicki, es mujer y que la “L” de LPGA es la inicial de Ladies, hasta el más escatológico de la pregunta que formulaba en un artículo de The Guardian la exjugadora Anny Álvarez: “The LPGA's odd new dress code: what exactly is a 'bottom area' anyway?”.

No seré yo quien responda. Pero el hecho es que no tenía, como he dicho, intención de escribir sobre una materia tan, como les diría, ¿femenina?, ¿moral? ¿de style? No sé, pero el caso es que me alegré de tener sumergida mi atención en The Open.

Pero, hete aquí, que al terminar ayer mis 18 hoyos en el Recorrido Sur de El Rompido, me encuentro en la Terraza Este de la Casa Club a Margarita y a tía Alicia que, cócteles en mano y patatas fritas en mesa, charlaban sobre el tema.
(Paréntesis: si no han jugado al golf en El Rompido y no han respirado al atardecer su aire salobre matizado de olor a pinos, tienen una deuda imperdonable con su propia felicidad).

.- Mira, tía, al campo no puede una salir hecha un fantoche – decía Margarita mientras yo pedía un tinto de verano.
.- Querida sobrina, ¿quién es esa Vicki, para decir a nadie que es trasero, escote o qué son unos jeans apropiados?
.- Es la presidenta de la LPGA y debe velar porque no se pierda el sentido deportivo y profesional de la liga femenina del golf americano.
.- Paparruchas, Margarita, paparruchas – alegó tía Alicia.

Antes de continuar la narración debo dar alguna pista, pues alguno de mis queridos lectores puede pensar que estamos ante un cambio de papeles.

Efectivamente la estricta hasta el escrúpulo, la prepotente hasta la humillación y la exigente hasta la impertinencia es mi bien amada tía Alicia. Entonces, se preguntará el atento lector, ¿por qué se opone a estas reglas? Pues por eso mismo.

La tía no se hizo estricta, prepotente y dura: nació así. Es un espíritu liberal en el sentido original: no admite regulación, menos, claro está, la que ella establezca. Ha odiado, odia y seguirá odiando toda cosa que sugiera imposición: era así en el College, en la  Universidad, en las empresas de su marido (q.e.p.d.) y ante cualquier gobierno allí donde va. Es individualismo en estado puro, destilando egocentrismo.
Continuo.

.- Tía, ¿me dejas que te explique una cosa?
.- Sí, pero no me vas a convencer de que esto no es una cacicada, Margarita.
.- Lo es, tía,  lo es..
.- ¿Lo ves?
.- … pero no de la Presidenta de la LPGA; la tiranía es de la moda, querida tía.
.- ¡Sobrina, que no estoy para acertijos!
.- La víspera de salir la regla de indumentaria, me llamó por teléfono Lucy.
.- ¿Lucy Anderson?, ¿la consejera de esa empresa tan famosa de ropa deportiva?- inquirió tía Alicia.
.- La misma – siguió Margarita -. Estaba que fumaba en pipa. Su Consejero Delegado, estaba al tanto de la que se les venía encima.
.- No entiendo nada – interrumpí yo.
.- Cállate, sobrino: tú nunca entiendes nada.

.- Te explico, duque – dulcificó Margarita –: el mail con las nuevas reglas es un misil contra la línea de flotación de los que quieren hacer caja imponiendo sus reglas de moda.

Este es el resumen. Las marcas de ropa deportiva necesitan remover la moda constantemente, sino no venden; necesitan que más gente mire sus prendas; esas prendas las llevan esas chicas atractivas, patrocinadas suyas; a esas chicas cuanto más los vean mejor para el fabricante. Al fabricante le importa nada el deporte y menos aún las reglas establecidas para dar categoría en este caso al golf. Lo que quiere es que se fijen en ellas, llamar la atención sobre la chicas: lo sexy vende.

Ya ha pasado con el tenis. Por no citar el voley-playa femenino que concita en las Olimpiadas más público masculino que el fútbol.
.- O sea tía Alicia – concluyo yo – como la hija del ferretero subida a la escalera…
.- Eh! – me interrumpe Margarita:- como dicen en los concursos, hasta ahí puedes leer.