A media hora de camino en coche entre Erin Hills, sede del 117 US Open de golf, y Milwaukee, se encuentran Menomenee Falls. Más al Norte crece el río Menomenee que desemboca en el Lago Michigan por Green Bay. El nombre del rio es de la tribu que habitaba la zona.
Los menomini o menomenee eran sedentarios y su nombre en la lengua ojibwa significa “la gente del arroz salvaje”, pues éste era su fuente de alimentación básica. Con la llegada de los europeos, franceses por entonces (siglo XXVII), comerciaron con ellos pieles por alimentos y utensilios.
Los menomini se dividían en cinco clanes: oso, águila, lobo, alce y garza. ¡Ah la caza! Cuántas alegrías y disgustos ha dado. Pero en el caso de aquellos aborígenes la cosa iba de supervivencia.
Ahora, en el último día del US Open, también. Y disfrazadas de oso, águila, lobo, alce o garza, las almas de los supervivientes de la ronda final se cernían sobre el recorrido con igual espíritu combativo.
Brian “Oso” Harman de un zarpazo zurdo había arrebatado la mitad de la posición de privilegio a Justin “Garza” Thomas. Aquello ocurrió en la tercera jornada y aguó en parte el -9 con el que Thomas había batido el récord de vuelta más baja en la historia del US Open: 63 golpes en un campo como este significa un destacado dominio del vuelo rasante sobre festuca, marisma y vientos de zozobra. Un ave larga, un auténtico Black-crowned night-heron (nycticorax nycticorax), eso era Thomas.
Por detrás de ellos otras “bestias del golf”.
Brooks “Águila” Koepka, majestad imperial de las nubes, inició pronto su despegue con birdies en el hoyo 1 y 2 para tomar la cabecera y mirar desde lo alto la presa: la copa del US Open.
En su joven mansedumbre de las praderas Rickie “Alce” Fowler rumiaba los senderos con digestión pesada: birdie, sí en el hoyo 1 pero un frenazo en forma de bogey en el hoyo 5. Y luego a construir pares. Y a sufrir el viento que en este domingo de la ronda final apesadumbraba las ideas. Un nuevo birdie en el hoyo 7, devolvió la firmeza a sus pasos para terminar -1 en los primeros nueve hoyos. Su clan estaba contento, pero aún no habría danzas alrededor de la hoguera.
Y también teníamos un ejemplar isleño de la especie Canis lupus: Tommy “Lobo” Fleetwood. El inglés, de rala barba y pelo encrespado por hambres de victoria, rondaba la presa. Se acercaba unas veces con pasos astutos. Otras se apartaba receloso, como temiendo que alguien supiera lo que todos sabíamos, que la noche en blanco le había afilado los dientes en el deseo de morder, como un Rafa Nadal, el pescuezo del trofeo.
Como los cinco clanes de menomini en las praderas de Wisconsin – oso, águila, lobo, alce o garza – estos jugadores tenían alma de cazador en espíritu de supervivencia. En las tres rondas anteriores habían prácticamente aniquilado todo vestigio de oposición humana.
La resistencia a su avance decidido la estaban encontrando en los dioses del pasto y de los aires: la festuca y el viento, esos eran sus enemigos. La festuca de largo tallo y nutrida familia se enredaba en la varilla cuando uno jugaba desde ella. Y el viento descosía las mejores puntadas del swing.
Vimos un perfecto approach de Justin “Garza” Thomas, detenerse un centésima de segundo a un palmo de bandera, para volver atrás soplada por el viento como un gusano ligero. El jugador voló y aterrizó para con sus garras marcar la bola antes de que escapara.
El propio Thomas fue deteniendo su vuelo tras la caza del triunfo; la pieza se le escapaba por la punta de sus putter con el que cometió tres bogeys antes de terminar sus nueve primeros hoyos con -8 y veía a cinco golpes a lo líderes. Las marismas eran la trampa para este clan.
Y del clan del oso, entre las sombras de las pelambreras de festuca, sin que nadie supiese cómo emergió grande, silencioso, efectivo, Hideki “Oso Oriental” Matsuyama: -12 era el resultado, su resultado en Casa Club.
Agónico final el que se abría para toda la tribu. ¿Quién se llevaría la copa de plata?
No es de los menomini, si no de los sioux un proverbio que describe un final lucha: “que mis enemigos sean poderosos, para que no me sienta mal cuando los derrote”.
Brooks “Águila” Koepka situaba ya en el hoyo 15 una distancia de seguridad de tres golpes, si seguridad puede haberla con estos clanes. En este caso si le valió a este gigante de Palm Beach (Florida) que gana su primer major y mira al sol cara a cara: tan alto fue su vuelo.
Clasificación final del US Open Golf
1. Brooks Koepka (USA) 272 (67-70-68-67)
2. Brian Harman (USA) 276 (67-70-67-72)
. Hideki Matsuyama (JPN) 276 (74-65-71-66)
4. Tommy Fleetwood (ENG) 277 (67-70-68-72)
5. Xander Schauffele (USA) 278 (66-73-70-69)
. Bill Haas (USA) 278 (72-68-69-69)
. Rickie Fowler (USA) 278 (65-73-68-72)
8. Charley Hoffman (USA) 279 (70-70-68-71)
9. Trey Mullinax (USA) 280 (71-72-69-68)
. Brandt Snedeker (USA) 280 (70-69-70-71))
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21. Sergio Garcia (ESP) 284 (70-71-71-72)
42. Rafa Cabrera-Bello (ESP) 290 (72-73-71-74)